El fondo es el primer accionista con el 19,2% y está buscando apoyos también entre otras firmas del capitalAmber Capital, el primer accionista de Prisa con el 19,2 por ciento del capital, está buscando, entre otros accionistas, el apoyo de Telefónica y CaixaBank -titulares de un 13 por ciento y un 4,9 por ciento, respectivamente- para intentar forzar el despido del presidente del grupo editorial, Juan Luis Cebrián. Según informó ayer la agencia Bloomberg, el empresario francés de origen armenio Joseph Oughourlian, presidente de Amber, habría contactado con el expresidente de Telefónica César Alierta para buscar el acercamiento. Ni la operadora ni la entidad financiera tienen presencia en el consejo de administración, en el que la posición de Cebrián, en cualquier caso, es de máxima debilidad. De hecho, el pasado febrero, el fondo votó en contra del paquete de retribución del presidente, lo que, junto con otras tres abstenciones, provocó que por primera vez no fuera aprobado por unanimidad. Tanto Alierta (que actualmente es el presidente de la fundación Telefónica y, entre otros cometidos, es el encargado de gestionar la relación con Prisa) como Amber están valorando ahora qué pasos tomar mientras recopilan apoyos, aunque el objetivo es que Cebrián salga en la próxima junta general de accionistas, para lo que no hay fecha prevista, aunque suele realizarse en abril. Telefónica, sin embargo, se ha propuesto quedarse al margen de la brega en torno al destino de Prisa. Aunque la compañía no realiza comentarios al respecto, según ha podido saber este periódico de fuentes conocedoras de la situación, el grupo de telecomunicaciones considera que los movimientos que puedan producirse no resultan ahora de su especial incumbencia. La compañía entró en el capital de Prisa en junio de 2012, bajo la presidencia de Alierta, cuando salió al socorro del grupo en uno de sus momentos más delicados. Frente a Amber y sus posibles apoyos, Cebrián cuenta con el respaldo de los Polanco, la mexicana Herradura y el inversor catarí Al Thanis. El último foco de tensión ha sido la deuda de casi 1.500 millones de euros de Prisa, frente a un valor de mercado de apenas 366 millones de euros. Y a todo ello se han sumado además los problemas para poder cerrar la venta de Santillana, con la que Cebrián pretendía bajar el endeudamiento, debido a las bajas ofertas presentadas.