El banquero aplaza cualquier integración hasta mediados de 2017, cuando expira la restricción a compras de BruselasLa planteada integración de BMN en Bankia tiene lógica empresarial, pero además deben salir los números. Así se posicionó ayer el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, sobre el proyecto formulado por el Gobierno a través del Frob para unir dos entidades donde el Estado es propietario del 65 por ciento del capital. El banquero subrayó que aún no hay decisión adoptada porque ni siquiera se han efectuado los necesarios análisis, cuya ejecución llevará tiempo y son susceptibles de retrasar la eventual integración a mediados del próximo año. “Tiene mucho sentido industrial. Supone entrar en mercados donde tenemos una presencia escueta” y “generaría sinergias, que desde luego es buena para la entidad (final)”, admitió en un encuentro empresarial organizado por la CEOE y Cepyme. “Pero además de la lógica industrial, tiene que tener lógica financiera”, insistió. La simple suma de las dos entidades que aún permanecen nacionalizadas da un banco con 244.144 millones de euros en activos, más de 130.000 millones en créditos o depósitos; 17.353 empleados (13.448 en plantilla de Bankia y 3.904 de BMN) y 2.576 sucursales (1.896 y 682, respectivamente). Goirigolzarri eludió entrar a valorar potenciales reestructuraciones pese a las primeras cábalas de sindicatos, defendiendo que hoy solo hay un encargo del Frob para analizar la operación. Sí subrayó, en todo caso, que para Bankia es “clave” estar cerca del cliente y, al igual que defendió los territorios de origen de las siete cajas que conformaron el grupo con su fusión en 2010, la apuesta es potenciar el arraigo original de cualquier entidad que pueda anexionar. El consejo de Bankia ha recogido el mandato del Frob con una “visión de optimización de valor para todos los accionistas”, relató. El organismo dependiente del Ministerio de Economía acaba de abrir el concurso para fichar a los bancos de inversión que deberán estudiar la integración, junto a otras alternativas, porque el objetivo final es maximizar la salida del Estado y su capacidad para recuperar ayudas en entidades a las que ha inyectado 24.069 millones. Si el proceso consume el plazo estimado por Goirigolzarri haría innecesario negociar con Bruselas para que levante la restricción que impide a Bankia integrar otra entidad antes de junio de 2017. En términos generales, el presidente de Bankia considera que España tiene “una infraestructura muy racional” de bancos, sin necesidad de dar una vuelta de tuerca a la concentración, aunque con margen para ajustes dado el retraso que llevan algunas entidades en este proceso para ganar eficiencia. Los tres grandes desafíos para el sector son, a su juicio: mejorar la reputación -”una entidad solo es sostenible si la sociedad entiende que le es útil”, afirmó-; encarar la revolución tecnológica para adecuarse a la demanda del propio cliente, además de mejorar en eficiencia; y aumentar la rentabilidad. “La sociedad no debe pensar que los bancos no deben ganar dinero. Deben tener rentabilidad ajustada”, defendió, con el argumento de que el que no lo logre “se convierte en una rémora” que perjudicaría a la economía.