Se ha comprometido a repartir un mínimo de 300 millones, aunque gane menosBankia se ha comprometido a mantener el dividendo aunque los beneficios bajen y trabaja en ello desde la óptica contable. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri ha reservado 168 millones de los 481 millones de euros obtenidos en beneficios durante el primer semestre para remunerar al accionista, aplicando el resto a capital para reforzar la solvencia. Una simple extrapolación del esfuerzo a todo el ejercicio elevaría la remuneración por encima de los 300 millones que distribuyó el año pasado y que el consejero delegado del banco, José Sevilla, consideró “sostenible” en la última presentación de resultados aunque el resultado disminuya, como ocurrió hasta junio y podría agravarse en vistas del desafiante escenario para el negocio financiero. Las cuentas suelen ser inferiores en la segunda parte del año por factores y cargas estacionales, como la millonaria aportación al Fondo de Garantía de Depósitos. Pero, el objetivo parece encaminado conforme al reparto detallado por la entidad en el informe de gestión registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Bonus ligado al pago Sujetar la retribución al inversor se ha convertido en prioritario para la entidad hasta vincular la retribución variable de la plantilla al pago del cupón. Si el dividendo cayese por debajo del importe entregado el ejercicio previo más del 60 por ciento el bonus desaparecería y quedaría en la mitad simplemente con no empatar; una condición que persigue servir de aliciente para encauzar el esfuerzo de la plantilla hacia la meta de mejorar resultados. El dividendo cobra valor como activo, en general, para una banca con la rentabilidad presionada por los tipos bajos, el insuficiente negocio y unos requisitos regulatorios cada vez más gravosos. Y Bankia se enfrenta a la obligación añadida de tener que ir devolviendo los 22.424 millones recibidos en ayudas y al mismo proceso de la futura privatización, aunque el Gobierno prevé ampliar la fecha para que el Estado no tenga que desinvertir con las bajas valoraciones actuales. Con la especial penalización bursátil a los valores bancarios, la cotización de la entidad ronda los 0,7 euros por acción. Es menos de la mitad de los 1,51 euros en los que el Frob vendió en febrero de 2014 un 7,5 por ciento de su participación accionarial y se considera como referencia para el resto del paquete (controla el 65 por ciento del capital) y está muy lejos de los 2,86 que debería alcanzar para devolver con la colocación todas las ayudas. La distribución de dividendos es, precisamente, un canal para reintegrar dichos recursos al erario público. Si repite la distribución de 300 millones del pasado año, el Estado habrá recuperado 1.830 millones vía dividendos y con la enajenación del 7,5 por ciento realizada hace dos años. El retador escenario complica el ejercicio. El beneficio de Bankia se redujo un 13,4 por ciento en términos interanuales hasta junio, agravando la caída del 3,3 por ciento anotada en el primer trimestre. Al respecto, Sevilla dejó la puerta abierta a ampliar el pay out si es preciso. En 2015 fue del 30 por ciento y en el reparto contable desvelado a CNMV alcanza al 34,93 por ciento.