César Alierta cedió el testigo de presidente de Telefónica a José María Álvarez-Pallete a finales de marzo, y con él también una de las políticas de retribución más características de la bolsa española. Alierta revolucionó la remuneración al accionista de la operadora recuperando los pagos en efectivo, que fue elevando año a año hasta que la crisis obligó a recortarlos. Aunque antes de su marcha introdujo la entrega de acciones mediante el scrip dividend, ha situado a Telefónica entre los primeros puestos del Ibex en rentabilidad por dividendo. La entrega del dividendo completamente en metálico había quedado condicionada a la venta de su filial británica O2, pero el pasado mes de mayo la Comisión Europea vetó la venta de la compañía a Hutchison, para impedir que se resintiese la competencia y la innovación en el sector. De este modo, todavía no está claro qué destino le espera a O2, principalmente tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea. En cualquier caso, Telefónica ofreció el año pasado la retribución más elevada del índice. Los dos pagos abonados en mayo y noviembre se tradujeron en una rentabilidad del 7,3 por ciento para los inversores que compraron acciones antes de que comenzase el año. En 2016, Telefónica entregará la misma cantidad, 0,75 euros, aunque ya ha repartido una de las entregas, la de mayo. El próximo mes de noviembre, la operadora distribuirá los 0,35 euros que restan. De cara al próximo ejercicio mantendrá la misma cuantía, según las previsiones.