La compañía estadounidense rompe la operación de fusión y traslado fiscal a Irlanda tras la nueva normativa aprobadaNo pudo ser. La nueva regulación aprobada el pasado lunes por el Departamento del Tesoro para frenar las operaciones que permiten a las multinacionales estadounidenses trasladar sus sedes fiscales al extranjero se ha cobrado sus primeras víctimas. El Consejo de Administración de Pfizer decidió no seguir adelante con su compra de la irlandesa Allergan, por la que pensaban desembolsar hasta 160.000 millones de dólares (unos 140.000 millones de euros), después de que la nueva normativa frene la posibilidad de que la mayor farmacéutica de EEUU pueda fiscalizar sus ingresos en Irlanda, donde el impuesto de sociedades es mucho más bajo. Una decisión por la que Pfizer pagará al fabricante de Botox un total de 150 millones de dólares, tras haber frenado la operación y que reaviva los temores de su consejero delegado, Ian Read, quien ha manifestado la desventaja de la estadounidense frente a sus competidores extranjeros, que cuentan con tasa impositivas mucho más bajas en sus respectivos países. Impuesto de 30.000 millones La decisión de cancelar la compra, que podría haber frustrado al Servicio de Ingresos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) de acceder a los cerca de 30.000 millones de euros en impuestos que Pfizer desembolsa al fisco de EEUU, se considera como una victoria para la Administración Obama, pero un ataque directo a esta operación en concreto. “Parece que han hecho un gran trabajo en imponer una normativa temporal para frenar este acuerdo, y obviamente han tenido mucho éxito”, reconoció ayer el consejero delegado de Allergan, Brent Saunders, durante una entrevista con la CNBC. “Cambiar las reglas del juego una vez que el partido ha dado comienzo es poco patriótico, pero esta es la situación en la que nos encontramos”, añadió. Al fin y al cabo, tanto Pfizer como la irlandesa orquestaron la operación comulgando con las regulaciones vigentes, especialmente las impuestas por el Congreso de EEUU para las empresas patrias que buscan trasladar su sede fiscal al extranjero. Según los expertos, de haberse completado la transacción, la nueva compañía se hubiera convertido en un gigante farmacéutico con más de 60.000 millones de euros en ingresos. “Notablemente, si se hubiera domiciliado en Irlanda, Pfizer hubiera tenido un amplio acceso a su efectivo y flujo de caja en el extranjero”, explica Chris Schott, analista de JP Morgan Chase en Nueva York. Desde Morningstar apuntan que el fracaso de esta operación no afecta a Pfizer en el valor de sus acciones, pero sí a los de Allergan.