Luis del Rivero sólo consiguió el respaldo del 43 por ciento de los sociosparís. La ironía de Jean-François Roverato al inaugurar la junta general de accionistas de Eiffage, celebrada ayer en París, no auguraba nada bueno para Sacyr Vallehermoso. "Van a ver ustedes una película sobre la conexión ferroviaria de alta velocidad Perpiñán-Figueras (en la que trabaja Eiffage), que simboliza los lazos entre Francia y España", anunció, con evidente sorna y muy seguro de sí mismo, el presidente de la tercera constructora gala.Dos horas y media después, el mal presagio se confirmaba: la junta de Eiffage siguió la recomendación de su consejo y rechazó, por mayoría absoluta, el nombramiento de cuatro consejeros de Sacyr, a pesar de que el grupo español es el principal accionista, con un 32,1% del capital.Minuto uno, primera sorpresaEl primer revés que encajó Sacyr fue el recorte de alrededor del 3% de sus derechos de voto, en una maniobra concertada entre el equipo de Roverato y los empleados del grupo, que controlan 22,7% del capital a través del fondo Eiffage 2000. Éstos denunciaron que Sacyr no había informado en el plazo debido de la compra de su primer 4%.Los estatutos del grupo francés exigen comunicar, en un plazo de quince días, cualquier compra superior al uno por ciento. Una medida que Sacyr no siguió y, directamente, anunció que controlaba el 5 por ciento el pasado 28 de febrero, como dicta la ley.De nada sirvieron las protestas de un obstinado representante de Sacyr, quien propuso que la junta decidiera por votación si la comunicación tardía del grupo español merecía o no la sanción del recorte de derechos de voto. Tan correoso como su interlocutor, y dispuesto a no ceder ni un ápice, Roverato zanjó la cuestión sin contemplaciones e invitó al español a llevar su desacuerdo ante la justicia. Posibilidad que Sacyr prefirió no comentar ayer, pero tampoco se atrevió a descartar. Después de un largo recuento, los derechos de voto de Sacyr quedaron pues reducidos del 33,3% al 30,12% sobre el total de las acciones, que equivalían a cerca del 38% del quórum de la junta: insuficientes para imponer por sí solo a sus cuatro consejeros, el propio presidente de Sacyr, Luis de Rivero; el consejero delegado; Manuel Manrique; el financiero Juan Abelló y Vicente Benedito.En un gesto de buena voluntad, Rivero pidió a los accionistas que olvidaran su candidatura y la de Manrique, y votaran solamente las otras dos. Pero todo esfuerzo fue en vano: los candidatos españoles consiguieron el apoyo de entre el 42,83% y el 43,75% de los accionistas representados en la junta, lo que significa que sólo convencieron a un 5% de sus socios.La dirección de Eiffage, en cambio, tuvo el respaldo de los trabajadores (22,7%), la autocartera (2,5%), Caisse des Dépôts et Consignations (5%) y, probablemente, el financiero Albert Frère (6,1%), que vio su ayuda recompensada con el nombramiento de un consejero, Gilles Samyn, con un 97% de los votos. Los institucionales, que controlan cerca del 30%, inclinaron la balanza a favor de Roverato.Confirmada su derrota, Del Rivero intentó quitarle hierro. "El tiempo es la mejor medicina, acaba curándolo todo", dijo convencido de que sellará un compromiso. Roverato, visiblemente satisfecho, quiso mostrarse magnánimo en la victoria: "Una vez que haya caído la emoción de la junta, buscaré una cohabitación apaciguada".