Barclays despidió ayer de manera sorpresiva a Antony Jenkins, el consejero delegado nombrado en 2012 para sustituir al mítico Bod Diamon, que dejó el banco entre presiones políticas y salpicado por el escándalo de manipulación del Libor. Jenkins, que dejaría la entidad con unos 11,5 millones de libras (15,9 millones de euros) en compensación y bonus, será reemplazado temporalmente por John McFarlane, elegido presidente el pasado mes de abril. El vicepresidente del banco, Michael Rake, señaló en un comunicado que la entidad necesita un nuevo liderazgo para acelerar los cambios en el negocio e inyectar más energía en sus operaciones, sin que signifique que quieran aplicar profundos cambios estratégicos. El banco necesita mejorar los ingresos y los costes y también "centrarse" en conseguir que la entidad sea "más ágil". Barclays fue multado en 2012 por el regulador británico y el estadounidense con 290 millones de libras (406 millones de euros) por falsear el libor entre 2005 y 2009.