Equidistante entre Europa y Grecia y reticente a pedir la reestructuración de la deuda. Esa es la postura del PSOE sobre la situación del país heleno tras el referéndum del pasado domingo, tal y como explicó ayer el secretario general del partido, Pedro Sánchez, tras la reunión de la ejecutiva para analizar el día después de la consulta. Solidaridad y responsabilidad fueron las palabras más repetidas de una comparecencia en la que Sánchez pidio a Europa que garantice "toda la ayuda que sea necesaria y más" y al Ejecutivo griego que cumpla con "las reglas del juego". De cara a solucionar la encrucijada, el PSOE pide que se garantice la irreversabilidad del euro y mutualizar la deuda pública helena con la creación de eurobonos. Si bien en el documento emitido por el PSOE en enero se hablaba de "facilitar el alargamiento de plazos y rebajas del tipo de interés en el pago, así como "revisar el calendario y senda de reducción del déficit público" griego, ayer evitó apostar abiertamente por una reestructuración que incluya una quita de la deuda, tal y como el propio Fondo Monetario Internacional aconsejó de nuevo la semana pasada. Sánchez también cargó contra la postura sobre la cuestión griega tanto del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como del líder de Podemos, Pablo Iglesias. "Tanto la derecha extrema de Rajoy como la izquierda extrema [por Podemos] tratan de instrumentalizar el sufrimiento de la gente", reprochó. Además, acusó al lider del Ejecutivo de estar "ausente del debate político europeo" y no aportar propuestas y soluciones. Aunque evitó mojarse con la convocatoria de referéndum, sí admitió que él hubiese "hecho las cosas de otra manera".