H ubo una época, no muy lejana, en la que el músculo del sector financiero se medía en número de clientes, depósitos, cartera de productos y servicios, incluso en número de sucursales. En apenas unos años, el sector bancario ha experimentado muchos cambios... y la mayoría de ellos, irreversibles. La innovación tecnológica se encuentra en el epicentro de esa tranformación disruptiva. Su papel en el ámbito de la innovación financiera es una cuestión transversal que incumbe a todos los sectores de la industria financiera -y a todos los procesos, operaciones y departamentos de las entidades- y se proyecta en todos los desafíos a los que se enfrenta el sector. Desde los cambios regulatorios y de modelo de negocio (como la adaptación a la Reforma del mercado de valores española) a los nuevos métodos de pago (también en el comercio internacional), pasando por la necesidad de mejorar los mecanismos de cumplimiento en el ámbito de la lucha contra los delitos financieros y el blanqueo de capitales. Sin olvidar la aparición de competidores principiantes, pero muy poderosos, como las grandes compañías tecnológicas, dispuestas a luchar en el negocio bancario. Desde la dirección de Bankinter ponían recientemente el foco en la entrada de los "nuevos competidores" subrayando que "el reto es también una oportunidad". En este contexto, los bancos que lideren el proceso de innovación tecnológica y transformación digital contarán con una ventaja competitiva clave para el futuro. Inversión económica No está resultando fácil. El proceso implica una ingente inversión económica. Pero, superadas las urgencias impuestas por la crisis -y con la vuelta a los beneficios- las principales entidades españolas se han lanzado de lleno a planificar su estrategia para construir la banca del futuro. El presidente de BBVA, Francisco González, se refería el pasado mes de abril, en una conferencia en Harvard, a la necesidad de "reinventar la empresa en la era digital" y de construir un "nuevo ecosistema digital", clave para el negocio bancario tanto por la vía de la oferta de nuevos productos y servicios, como por la optimización de recursos y la ganancia en eficiencia y seguridad. La última factura de la transformación digital en el caso de BBVA asciende a 480 millones de euros. El pasado mes de abril, CaixaBank conseguía reunir a más de cien bancos de cincuenta países en Barcelona para abordar la innovación en los medios de pagos y analizar el desarrollo de nuevas tecnologías como el pago por móvil, el P2P, los e-wallets, las nuevas aplicaciones de e-commerce o la aplicación del big data al negocio financiero. La entidad conseguía en 2014, y por segundo año consecutivo, el premio al banco más innovador del mundo entre más de 200 entidades de cuarenta países. La innovación en este ámbito llega de todos los rincones del mundo y desde todo tipo de empresas. Los bancos andan buscando las compañías fintech con mayor capacidad de impacto y transformación en los servicios financieros. La industria cuenta con su propia plataforma de cazatalentos a través de SWIFT, la cooperativa de servicios financieros propiedad de la propia industria, y su Innotribe Startup Disrupt, un concurso para descubrir las startups más prometedoras y ponerlas en contacto con algunas de las principales instituciones financieras del mundo como mentores. Precisamente, el Santander anunciaba el pasado mes de abril la inversión en dos startups tecnológicas para reforzar su desarrollo digital. Avances en instrumentos Pero, ¿exactamente qué quiere decir el término innovación financiera? Según la Investopedia, innovación financiera se define en sentido amplio como "los avances a lo largo del tiempo en los instrumentos financieros y sistemas de pagos utilizados en las actividades de préstamo de fondos". La innovación financiera puede llegar a tener una influencia muy notable en las entidades tradicionales: "Estos cambios, que incluyen las innovaciones tecnológicas, la transferencia de riesgo y la generación de crédito y capital, han aumentado el crédito disponible para los prestamistas y han aportado a los bancos formas nuevas y más económicas para aumentar el capital social". La crisis de crédito mundial que se inició en 2008 tuvo importantes consecuencias sobre la innovación empresarial inhouse, lo que supuso que las startups pudieran saltar a la primera plana con sus productos financieros innovadores, diseñados para resolver los problemas más importantes del sector. Desde 2008, la inversión global en tecnología financiera ha aumentado en más del triple, partiendo de menos de 930 millones de USD en 2008 hasta alcanzar más de 2970 millones en 2013, según un estudio realizado por Accenture. El volumen de operaciones fintech sólo en Londres se ha triplicado desde 2011 y ahora da cuenta de más de la mitad de toda la actividad europea. En un informe reciente de The Economist Intelligence Unit se recoge que la tecnología digital ha sobrepasado a la regulación como prioridad máxima para los bancos internacionales. Desde la crisis económica, la regulación ha sido la preocupación principal para la gestión bancaria, pero las prioridades están cambiando. La evolución de la conducta de los clientes y el advenimiento de nuevos competidores, como las empresas nuevas de fintech que han escalado puestos rápidamente, están obligando a los bancos a dar prioridad a una implementación rápida de las estrategias digitales. Los avances de la tecnología digital evolucionan y se adaptan constantemente, y han convertido a los pagos en especial los pagos digitales en uno de los sectores vigilados más de cerca y de mayor crecimiento en el sector financiero. Los avances en los pagos en tiempo real, la tecnología P2P y las divisas digitales son los factores que impulsan estos cambios. En 2014, las sociedades siguieron abandonando progresivamente el efectivo, y esta tendencia continuará en 2015, al surgir nuevas opciones de pago como alternativas populares a la banca tradicional, que afectarán a los consumidores de todo el mundo. El efecto de la innovación en los pagos será particularmente evidente en los mercados emergentes, como la India y a lo largo de Asia/Pacífico, donde la elevada adopción de la telefonía móvil propiciará los pagos por móvil.El tema de los préstamos sigue ganando ímpetu, sobre todo el préstamo entre particulares (P2P). Los propietarios de pequeñas empresas cada vez están más dispuestos a aceptar los préstamos P2P y los servicios actuales disponibles para el mercado SMB están permitiendo que está opción gane terreno. Esto no significa la desintermediación de las formas de préstamo más tradicionales para las empresas y los individuos. El informe trimestral más reciente de tendencias de los préstamos publicado por el Banco de Inglaterra pone de relieve que la emisión neta del mercado de capitales por las empresas del Reino Unido en el año hasta noviembre de 2014 alcanzó un máximo de cinco años. Si miramos hacia adelante, a este 2015, es evidente que la innovación tecnológica en los servicios financieros seguirá creciendo con rapidez. Y en el centro de esta encrucijada se encuentra el sector de fintech, que atrae una cantidad creciente de inversiones de capital riesgo. Un sector de tecnología financiera próspero es vital para el futuro de los servicios financieros internacionales. Los programas aceleradores para nuevas empresas y concursos similares organizados por los bancos aseguran que el ecosistema de los servicios financieros se beneficiará de las nuevas formas de pensar que aportan los innovadores fintech. Desde la posición estratégica del programa SWIFT Innotribe, podemos ver cómo estas tendencias se convierten en productos y servicios tangibles. El análisis de las empresas que se han inscrito al Innotribe Startup Challenge de este año pone de relieve dónde están concentrando sus esfuerzos de innovación las startups. Los temas identificados entre los candidatos de este año incluyen desde los préstamos hasta los pagos, de los big data al comercio electrónico y de la gestión de inversiones al mercado forex. Y, dado que innovar no sólo consiste en tener ideas, sino también en ponerlas en práctica, hay que trabajar junto con estas nuevas empresas en los próximos meses para poner a punto sus ideas y convertir la inspiración en pasos concretos listos para invertir en ellos o crear alianzas con una industria deseosa de innovación. Nuevas formas de relación La irrupción de las nuevas tecnologías en el sector financiero aporta, sobre todo, nuevas formas de relación con los clientes. Las fronteras entre los diversos canales -web, móvil, cajeros, oficinas, etc.- se diluyen y la experiencia de usuario evoluciona hacia un modelo transversal. Además, la llegada del Internet of the things, el Internet de las cosas, permitirá innovar en servicios financieros ubicuos, que acompañen al cliente en su día a día. En todo caso, la tecnología no debe ser un valor por sí mismo, sino que ha de desarrollarse con sentido de servicio al cliente. En CaixaBank, por ejemplo, han apostado por un modelo de innovación orientado hacia la búsqueda de proximidad y confianza con el cliente. Los resultados obtenidos les animan a continuar por esta vía: actualmente CaixaBank es líder del sector de home banking. Cuenta con más de nueve millones de clientes en banca online y, según los datos de Comscore, tiene cuota de mercado en banca online del 36 por ciento, la más alta de una entidad financiera en todo el mundo. Hay que tener mucho respeto a las marcas tecnológicas mundiales y, en general, a todo lo que está pasando o se prevé que puede pasar en el sector. "Veremos cómo evoluciona el panorama. De todas maneras, el elemento básico para que funcione cualquier servicio financiero ha sido, y sigue siendo, un factor mucho más intangible que la tecnología: la clave es la confianza. Las organizaciones que consigan mantener la confianza de los clientes, sean entidades financieras o empresas tecnológicas, tendrán ventaja, y para ello serán fundamentales la calidad del servicio y las garantías de seguridad", explican desde CaixaBank.