La revisión y seguridad de las aeronaves es uno de los puntos fuertes de la principal aerolínea española madrid. Miles de horas de vuelo, despegues, aterrizajes, frenadas, millones de pasajeros que reclinan asientos, despliegan sus bandejas, dan portazos en los maleteros, accionan el aire acondicionado, manipulan el volumen de la música que llega por sus auriculares... todo necesita ser revisado con cierta periodicidad y eso hace despegar a una importante industria en el sector de la aeronaútica: el mantenimiento y asistencia de los aviones.Sólo por detrás de EADS-Casa, Iberia Mantenimiento es la segunda industria más importante de España que se dedica al negocio del mantenimiento tanto diario como programado, de sus aviones, motores y componentes, así como de los de cerca de un centenar de clientes de todo el mundo.A lo largo del pasado año, un total de 957 aviones y 140 motores pasaron por las espectaculares instalaciones que la compañía de bandera española tiene en La Muñoza (Madrid). Siete impresionantes hangares y sus talleres-soporte emplazados en dos zonas industriales albergan a buena parte de los 4.000 empleados que se ocupan de las tareas de mantenimiento de la aerolínea española y de sus clientes. "Aquí siempre hay algo que hacer" comenta Lola Rodríguez, jefa de la Unidad de Talleres de Mantenimiento de Iberia -en los breves momentos en los que su teléfono móvil le deja un poco de libertad- mientras iniciamos un recorrido que arranca en el hangar 7, en el que se ejecuta los procesos de lavado, decapado y pintura de aviones de fuselaje estrecho. Dos operarios con una mascarilla dan, en el momento en el que se realiza nuestra visita, las últimas pinceladas a un pequeño avión que un cliente ha encargado pintar. Sólo unos días después entrará en ese mismo hangar el primer avión de Clickair, la aerolínea de bajo coste en la que participa Iberia Rodríguez explica que las instalaciones cuentan con unas condiciones especiales de ventilación -"algunas pinturas son nocivas para la salud", aclara- y de luminosidad. Nada que ver con el ambiente que se respira el hangar anejo. Hileras de asientos desmontadas, un pequeño caos de piezas de gran volumen diseminadas por el suelo que sortean como pueden los hábiles conductores de las carretillas que circulan a una prudente velocidad por debajo de los complicados andamiajes que permiten acceder a los aviones es el panorámico paisaje que se observa al acceder a uno de los principales hangares de los que dispone la compañía.La jefa de talleres detalla que en estas enormes neves se desarrollan varias categorías de inspección que van desde la diaria -que se debe de realizar antes del primer vuelo del día- hasta la 'gran parada' o la revisión D que engloba la revisión estructural y profunda del avión incluyendo la bajada de los motores. Además, se aprovecha para revisar desde los trenes de aterrizaje y hasta los mandos de vuelo. Este es el momento en el que también se revisa buena parte de los sistemas de seguridad (otros se revisan con una periodicidad aún mayor). En otro de los hangares también es posible ver desplegados los toboganes de evacuación de emergencia para comprobar que no existen fugas en el momento en el que se hinchan, los montones de chalecos rasgados para evitar un mercado negro de este tipo de elementos o las mascarillas despiezadas e inútiles para paliar la posible despresurización de la cabina en la que viaja el pasaje... "El hecho de que este material permanezca plegado durante un tiempo determinado puede provocar que se termine dañando", explica Rodríguez.Seguridad al milímetroEn ese mismo hangar también se localiza la zona de hinchado de ruedas. A través de un sistema especial, se somete a los neumáticos del tren de aterrizaje a una determinada presión orientada a soportar el fuerte golpe que sufren las ruedas del avión en el momento de tomar tierra. Una enorme jaula metálica evita que cualquier despiste a la hora de aplicar presión al neumático derive en un disgusto. "Aquí la seguridad en todos los ámbitos se mide al milímetro", puntualiza la jefa de talleres en La Muñoza a lo largo de un recorrido que continúa ahora en las instalaciones en las que se revisan y se reparan los motores que llevan los aviones. Más que un taller parece un laboratorio. No hay grasa que ensucie el suelo, los operarios llevan sus manos limpias, las piezas están perfectamente localizadas sobre paneles ad hoc que evitan cualquier extravío y hasta el responsable de la reparación de los motores de la firma RBA, Luis González Manzano, viste una bata blanca.Son las nueve y media de la mañana. González Manzano reúne a buena parte del equipo en su despacho para evaluar la carga de trabajo que tiene su área. Hay 30 motores aunque con diferentes prioridades. "Unos que tienen que salir antes que otros porque el cliente los necesita antes o porque, sencillamente, en su contrato tiene comprometidos unos plazos de entrega", aclara mientras nos enseña la zona de recepción de motores. A través de un portón, orientado hacia los hangares de desmontaje, se recibe el motor que se somete a un detenido análisis para una primera evaluación de los daños. Mediante una cámara de video se graba el interior del aparato para proceder el desmontaje del motor en función de las necesidades de la avería. Hecho ese primer análisis, el motor se sitúa al lado de un panel en el que se disponen las piezas en función de la silueta que se representa. Así se evitan extravíos. "La operación es muy mecánica" explica García Manzano, que se acerca para mostrar a uno de los motores para detallar la precisión con la que se trabaja en estos aparatos. Cada parte del taller está perfectamente compartimentada y el grado de cualificación de los operarios varía en función de la dificultad de la tarea que desempeñan. "No es lo mismo el grado de precisión que se requiere para desmontar un motor que para montarlo", señala a modo de ejemplo el responsable de esta línea de reparación. El empleo de una sofisticada maquinaria también es clave para acometer este trabajo. Iberia Mantenimiento invierte una media de treinta millones de euros al año y buena parte de ese dinero se dedica a la compra de este tipo de maquinaria, que consigue una indescriptible precisión."Ahora estamos trabajando en diferentes texturas para un suelo que ya hemos decidido pintar de blanco" avanza García Manzano, que no duda en resaltar la importancia de que exista limpieza y orden en las instalaciones en las que trabaja junto a su equipo de mantenimiento.Otro de los factores que, a su juicio, tiene especial importancia es la información. Los operarios saben en cada momento la carga de trabajo que tiene el taller. Un panel informativo ofrece los contratos firmados -en ese momento se informa del suscrito con Continental Airlines- y de las horas de trabajo con las que contará el taller en los próximos meses. Una nueva revisión, mediante una cámara de video cuya grabación se termina entregando al cliente junto con el motor revisado, pone fin al trabajo de reparación de motores. Ahora, al banco de pruebas. A pocos metros de distancia, se prueba el motor en una sala insonorizada, donde se pone el motor al límite de su capacidad. Si la supera, vuelve al hangar donde se sube hasta el avión del que se había desprendido para su reparación. Vuelos de vértigoUna vez que todos los elementos vuelven a su origen, al avión aún le queda por superar una de sus últimas pruebas: el vuelo. Bruscos despegues, caídas en picado, agresivos cambios de altura, y aterrizajes de vértigo son solo algunas de las tropelías a las que se someten a los aparatos recién reparados antes de que se entreguen al cliente final.Ahí termina el proceso de mantenimiento que hace Iberia a sus aviones y a los de sus clientes, que es muy similar al que hacen otros compañías del sector. "Cada año pasamos unas 150 auditorías y es incómodo, pero nos satisface porque las superamos sin problemas", comenta el director de Mantenimiento e Ingeniería de Iberia, Manuel Angel López Aguilar. Aviación Civil se encarga de verificar que toda la operación se hace correctamente y los pasajeros pueden recibir así la garantía de que su viaje a bordo de uno de estos aviones es lo suficientemente seguro.