El cablero deja en suspenso una operación de 41.700 millones Jarro de agua fría para una de las mayores operaciones de concentración: la compañía Comcast, operadora del mayor sistema de televisión por cable de Estados Unidos, descartó la compra de su mayor competidor, Time Warner Cable, valorada en 41.700 millones de euros, por las dudas que genera en los reguladores de la competencia, según informaron ayer varios medios. The New York Times y The Wall Street Journal publicaron el pasado jueves que el acuerdo de fusión amistoso alcanzado entre ambas compañías y anunciado en febrero de 2014 fue objeto de "un intenso estudio" por parte de los reguladores, por lo que Comcast ha decidido abandonar la operación. Ni Comcast ni Time Warner Cable confirmaron la información publicada, pero ambos diarios coincidieron en que el anuncio por parte de las compañías se hará este viernes antes de la apertura de los mercados bursátiles en Nueva York. La operación hubiese supuesto la unión entre las dos operadoras de televisión por cable más importantes de Estados Unidos. De haberse cerrado la adquisición, Comcast habría pasado a controlar alrededor del 30 por ciento del mercado de la televisión de pago por suscripción en EE.UU, así como entre el 35 y el 50 por ciento (según como se defina el mercado) del servicio de Internet de banda ancha. Según los citados diarios, representantes de Comcast se reunieron esta semana con funcionarios del departamento de Justicia y de la FCC en las que les fueron trasladadas las dudas sobre la operación. El departamento de Justicia expresó a la cablera su temor a que la operación dañase la libre competencia , mientras que la FCC indicó que estaba evaluando si la adquisición se produciría en favor del interés general. En 2014, Comcast contaba con 22 millones de clientes de televisión, mientras que Time Warner Cable tenía 11 millones de suscriptores de vídeo en EEUU.