A pesar del daño reputacional sufrido por la banca por efecto de las ayudas inyectadas a antiguas cajas, las escandalosas pensiones de sus exgestores, las denostadas preferentes y las innumerables investigaciones judiciales, el sector no se pliega a las quejas. Su goteo no solo sigue muy elevado, sino que las entidades solo rectificaron sus decisiones en el 20,27 por ciento de los casos donde el Banco de España dio la razón al cliente -5.968 expedientes de los 29.443-. La concienciación sobre la necesidad de reparar la imagen sí parece haber calado de otra forma: en un 18,97 por ciento de las discrepancias -5.585- se pliegan a lo que demanda el cliente o acuerdan contrarreloj cuando llega al supervisor. En el 60,76 restante la casuística es amplia, al incluir expedientes sin terminar o repudiados por no ser el órgano competente, junto a un alto grado alto de casos donde falta el entendimiento y pueden ser abocados a un tribunal, puesto que el fallo del supervisor carece de carácter vinculante. En las referidas a cláusulas suelo, la entidad solo se allana al veredicto favorable al cliente en un 14,2 por ciento de las ocasiones, pero la sola llegada de la queja al organismo dirigido por Luis María Linde tiene tal efecto disuasorio, que resuelven con pacto otro 23,85 por ciento. El supervisor apoya al cliente en un 30,86 por ciento de las ocasiones y al banco en otro 18,59 por ciento. En el resto de reclamaciones, donde la judicialización no es tan alta -la banca defiende que aplica los suelos conforme a la ley-, el acuerdo previo llega en el 13,56 por ciento de los casos y las rectificaciones se producen en el 26,9 por ciento de resoluciones en apoyo al consumidor.