La carestía de productos básicos, la recesión y los conflictos políticos ahondan el deterioro del paísCasi todos los mediodías, Celina Mora sale de su oficina con una compañera para ir de cacería por el centro de Caracas. Son dos oficinistas, pero se preparan para hacer cola por algún producto de la cesta básica que en estos días es difícil conseguir en Venezuela. "Diariamente tengo que ausentarme unas dos horas de mi jornada laboral para ver si a los supermercados cercanos llegó café o jabón. En la tarde, al salir, no encuentras nada porque lo poco que llega a los locales ya se ha acabado", dice. Así mide el pulso de la escasez esta administradora de 60 años de edad. El caso de Mora no es aislado. Las colas de los supermercados en Caracas y otras grandes ciudades son una constante a lo largo del día. En las redes sociales, cada vez son más frecuentes los vídeos de grupos que aunque al principio estaban ordenados en fila, cuando llegan los pañales para niños o la leche, marchan en estampida hacia el local y causan heridos y lesionados. Héctor Romero, habitante del oeste de Caracas, asegura que guarda las compras en bolsas negras para que otros no vean lo que lleva y así evitar robos. "Hace un mes, a una vecina le intentaron robar unos aceites cuando iba saliendo de la tienda", dice. El presidente Nicolás Maduro denuncia que la oposición ha infiltrado las colas para generar violencia. En el estado Yaracuy, en el centro del país, el gobernador prohibió pernoctar fuera de los locales a la espera de productos después de un caso de robo masivo a los compradores. Un récord amargo sitúa a Venezuela como el país con la mayor inflación del mundo: del 68,5 por ciento en 2014. Los alimentos duplicaron su precio en el mismo período, un incremento especialmente sentido por los más pobres, que invierten la mayor parte de su salario en víveres. En 2008, el Banco Central de Venezuela comenzó a publicar un índice de escasez que medía el porcentaje de productos básicos faltantes en los anaqueles. El último publicado, en abril de 2014, situaba el índice en el 29 por ciento. Cálculos de economistas independientes señalan que la cifra se habría duplicado. A este panorama se suma la recesión en la que se sumió el país desde mediados de 2014. El PIB se contrajo, en promedio, en un 4 por ciento en los tres primeros trimestres de 2014. La abundancia del ingreso petrolero, además, mermó. La baja mundial del precio del crudo ha puesto en jaque los recursos de la nación, pues del petróleo dependen 95 de cada 100 divisas que ingresan. Controles de precios El Gobierno ha mantenido los controles de precio de los productos básicos que, pese a ser baratos, no se consiguen en los mercados sino con los vendedores ambulantes, que los ofrecen al doble o al triple del precio oficial. "He pagado entre 140 y 160 bolívares (el sueldo mínimo es de 5.622,47 bolívares) por una bolsa de un kilo de jabón en polvo porque sólo se consigue en los supermercados haciendo colas larguísimas", relata Lorena Gil, vecina del oeste de Caracas. Es difícil calcular cuánto cuesta en moneda extranjera un producto. A mediados de este mes, el gobierno venezolano modificó el control de cambio y creó una cuarta tasa, la del Sistema Marginal de Divisas (Simadi). Aunque para las compras oficiales el dólar se valúa en 6,3 bolívares, en el Simadi sobrepasa los 170. En el mercado negro, que marca en la práctica el ritmo de la economía venezolana, el dólar se cotiza en unos 215 bolívares. Los dueños de los supermercados son los culpables de las largas colas, según Maduro. A principios de este mes fueron apresados los dueños de las cadenas Día a Día y Farmatodo. La medida tuvo un efecto dominó en otros locales, donde los dueños, para evitar las aglomeraciones, decidieron vender según el último número de la cédula de identidad del cliente. Si el documento termina en 1, por ejemplo, se podrá comprar los lunes.