El grupo español repunta en bolsa el 3,37%, tras confirmar sus negociaciones con HutchisonLa operación, valorada en 13.500 millones, sanea el balance y permite apostar por Brasil y México Telefónica puede respirar de alivio tras encarrilar una operación que, entre otras ventajas, le permitirá sanear su balance como nunca antes lo había hecho. Ayer todo fueron parabienes en la multinacional española, después de que confirmara la existencia de conversaciones exclusivas para vender su filial británica O2 a Hutchison. Sobre la mesa de negociaciones deslumbra un precio en efectivo de 13.500 millones de euros, muy superior al inicialmente previsto por el mercado. Y especialmente bienvenido fue la oferta de un pago inicial de 12.300 millones de euros, con los que la teleco acometerá la mayor reducción de deuda de su historia. Eso sí, lo hace a cambio de la desinversión más valiosa de su vida, despidiéndose del segundo operador más importe del Reino Unido, con 22 millones de clientes. La bolsa supo valorarlo positivamente desde que el pasado domingo trascendió el posible acuerdo. Los títulos de la compañía crecieron de una cotización de 11,94 euros del pasado viernes, hasta los 13,19 euros con los que cerró ayer, lo que supone una revalorización del 10,46 por ciento en la última semana. El repunte de ayer fue del 3,37 por ciento, el mayor del Ibex 35. La desinversión de Telefónica fue muy oportuna, ya que, según los analistas consultados, se produce poco antes de una previsible caída trimestral de la rentabilidad. Las casas de calificación crediticia hubieran acechado de forma implacable en el supuesto de que la teleco se hubiera quedado de brazos cruzados mientras se elevaban sus ratios de endeudamiento. Saneamiento encarrilado A finales del pasado febrero, Telefónica reconoció en sus resultados del tercer trimestre una deuda de 41.200 millones de euros, aún pendiente de la adquisición de E-Plus, compra que se materializó en octubre del año pasado. El ratio de deuda sobre ebitda se situaba entonces en 2,52 veces, mientras que el consenso de los analistas lo elevaba en 2015 a 2,67 veces. Ahora, tras la venta en el Reino Unido, con un importe en efectivo de 9.250 millones de libras (12.300 millones de euros) esa relación deuda ebitda se reduce a sólo 2,18 veces. El grupo que preside César Alierta informó ayer de que la venta de O2 a Hutchison "es un paso clave en la transformación estratégica que está realizando Telefónica, orientada a acelerar el crecimiento sostenible a largo plazo". Según las condiciones iniciales, el acuerdo de 10.250 millones de libras en efectivo incluye un pago inicial de 9.250 millones de libras esterlinas (poco más de 12.300 millones de euros) a cierre de la transacción y un pago aplazado adicional de 1.000 millones de libras esterlinas (cerca de 1.300 millones de euros). Este último pago diferido no está condicionado y será satisfecho en cuanto la sociedad resultante de la integración de O2 y Hutchison logre cierta cantidad acordada de cash flow. La valoración de O2 supera las estimaciones de los analistas, ya que la cantidad representa un múltiplo de 7,9 veces oibda, similar a la operación de compra de Everything Everywhere por British Telecom y de 14,7 veces el flujo de caja operativo previsto para 2015. Durante las próximas semanas, los técnicos de Hutchison analizarán con lupa las cuentas de O2 antes de que sus directivos rubriquen los contratos definitivos. Esta venta en el Reino Unido también despeja cualquier incertidumbre relacionado con la continuidad de la política de retribución al accionista. Con la inyección financiera obtenida, los accionistas pueden estar seguros de que la teleco cumplirá sus compromisos de puntual remuneración. Mercados estratégicos Telefónica recuerda en un comunicado que las conversaciones para vender O2 se producen poco después de su fortalecimiento en sus principales mercados, con la consolidación de E-Plus en Alemania, la adquisición de GVT en Brasil (pendiente de aprobaciones regulatorias) y la revolución comercial y tecnológica protagonizada en el mercado español. La desinversión de Telefónica también deja claro el interés de la multinacional por concentrarse en sus mercados de referencia: Latinoamérica, España y Alemania. Mención especial merecen Brasil y México, países en los que Telefónica espera dar un salto de calidad en los próximos meses. En Brasil, la compañía está pendiente de obtener los permisos para integrar GVT en su filial de aquel país. El grupo español tampoco descarta otras operaciones en el mayor mercado latinoamericano en cuanto se despejen las incertidumbres referidas a un posible reparto de TIM Brasil entre los principales jugadores. México también es otra de las regiones en las que Telefónica podría reforzarse para aprovechar las futuras posibilidades de crecimiento. La frustrada compra de Iusacell deja la puerta abierta a posibles contraataques en los próximos meses.