PEKÍN. La lucha contra el cambio climático es otro de los asuntos centrales de la agenda del G-8. Este tema será abordado no sólo por los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, sino que también participarán los mandatarios de China, India, Brasil, México y otros cuatro países en el marco del Encuentro de Grandes Economías del próximo miércoles. ¿Y después de 2012? Teóricamente, sería de esperar que avanzaran hacia un mayor compromiso en la reducción de gases de efecto invernadero a través de las conversaciones que deben decidir qué seguimiento se da al Protocolo de Kioto, que expira en 2012. Yasuo Fukuda, primer ministro nipón, aspira a lograr un acuerdo para reducir las emisiones un 50 por ciento en 2050. Sin embargo, las expectativas no son nada halagüeñas en este sentido y se esperan pocos avances en la cuestión del calentamiento global. Algunos países europeos y otros en desarrollo prefieren establecer metas más ambiciosas y fijar las reducciones para 2020. Washington es contrario a la definición de un calendario con objetivos concretos que no incorpore a las grandes economías emergentes, como es el caso de China y la India, que son además dos de los países más contaminantes del planeta. Estados Unidos es uno de los pocos países que no ratificó el Protocolo de Kioto. Según el diario japonés Yomiuri Shimbun, la declaración final de Toyako indicaría que "el G-8 liderará los esfuerzos para reducir en 50 por ciento las emisiones contaminantes para 2050. Con todo, aunque hay pocas esperanzas de que haya significativos progresos en este tema, los países del G-8 están sometidos a una indudable presión para liderar los avances. "Necesitamos mostrar al mundo que el G-8 puede ser responsable de sus promesas y dar resultados", aseguró el presidente estadounidense, George Bush.