delta del níger. La motora corta el río. Los escoltas miran atentamente a la orilla. Aunque sea una posibilidad remota, no puede excluirse la eventualidad de toparse con una patrulla del ejército. Nadie habla. La tensión se masca y la humedad es sofocante. Cuando se acerca a la orilla, la embarcación ralentiza y se mete por un canal tan estrecho que las ramas golpean la embarcación. Después, surgen otros seis canales y al fondo se eleva uno de los muchos pozos petrolíferos diseminados por la selva. No es fácil llegar a las aldeas plantadas en el corazón del Delta del Níger. John, el joven activista que nos acompaña está ya más tranquilo. "Aquí, los soldados no se atreven a entrar. Se perderían".En esta telaraña de pantanos y ríos se combate la última guerra del petróleo. Un conflicto cruento, en el que luchan con todo tipo de armas los milicianos del Movimiento para la emancipación del Delta del Níger (Mend) y el ejército federal. Los primeros reivindican el control de los recursos energéticos. Para conseguirlo, iniciaron la lucha armada contra las empresas internacionales y el Gobierno nigeriano.La población civil termina pagando el precio de los enfrentamientos entre el ejército y los clanes criminales. Más de mil muertos al año, amén de constantes violaciones de los derechos humanos, según el informe de la Shell, que compara el conflicto del Delta con los de Chechenia o Colombia. El petróleo, fuente de riqueza, se convierte en maldición. En estos 70.000 kilómetros cuadrados de pantanos y ríos, se extrae 2,4 millones de barriles al día, más del 90% del petróleo de Nigeria, el octavo exportador mundial. A pesar de los continuos ataques, las petroleras están decididas a aumentar sus inversiones. Aquí, en el Delta, están presentes las más importantes. Innocent A. Adjenughure se muestra muy crítico con ellas. "Han contaminado el agua, el aire y el suelo. Han destruido la pesca y la agricultura sin darnos trabajo a cambio. En algunas zonas, el paro supera el 70 por ciento. Su política siempre ha sido la del divide y vencerás". Pastor protestante de 45 años, Innocent dirige el Instituto para la Resolución del Conflicto. "En todas las aldeas los hombres de entre 18 y 40 años poseen pistolas y ametralladoras. Desde finales de 2005, muchas etnias rivales se unieron bajo el liderazgo del Mend. Quizás cuentan con unos 60.000 milicianos. Al menos el 60 por ciento de la población les apoya. El Delta necesita las rentas del petróleo para salir de la miseria y la guerra ".Las petroleras utilizan al ejército para defenderse de los ataques. Pero, al mismo tiempo, entregan ríos de dinero a las diversas comunidades étnicas para que dejen pasar los oleoductos por sus territorios. Estos fondos, a menudo, terminan en manos de los rebeldes para comprar armas.Cualquier actividad ilícita pasa a través del filtro de los gobernadores. Protegidos por la inmunidad constitucional, estos sátrapas del Delta disponen de milicias privadas y han hecho desaparecer cientos de millones de dólares. "El resultado de este perverso mecanismo -precisa George Hill, responsable del Budget monitoring group destinado al control de los ingresos- es que los pocos fondos que llegan, se esfuman. Los gobiernos locales construyen infraestructuras sin consultar a la comunidad. Catedrales en el desierto. Otras veces simplemente roban el dinero. Durante tres años presentaron el mismo proyecto para una carretera. Consiguieron fondos para ella, pero ni rastro de la carretera. El resto termina en manos del Estado, para enriquecer a los poderosos y construir palacios en Abuja".Entre calles con cinco carriles y modernos edificios de cristal, en Abuya nos recibe Oniyema Ugochukwu, primer consejero del presidente Olusegun Obasanjo, para decirnos que "en 2001 nos encontramos con 1.300 proyectos incompletos".La gestión de los fondos que las petroleras distribuyen en las comunidades es otro quebradero de cabeza. "Le daban el dinero a los miembros más influyentes, sin preocuparse de su utilización", explica Ugochukwu. Tampoco se anda con paños calientes Obiageli Ezekwesili, ministro de los recursos minerales: "Las petroleras no organizaron programas de responsabilidad social. Esta manera de proceder ha alimentado el conflicto".A los robos de petróleo ya casi se han resignado. La mayoría del crudo robado es vendido en mar abierto. Diversos expertos entrevistados concuerdan en que, en este lucrativo negocio, están implicados incluso los políticos y militares. Para robar tal cantidad de crudo son necesarios costosos equipamientos técnicos. Y, además, el robo de tales cantidades no puede pasar inadvertido.Sólo está excluida la población que, en muchas áreas, vive con menos de un dólar al día. Para ellos, la existencia del petróleo sólo les depara el asqueroso olor del gas quemado en las refinerías y el fuego perenne que luce en las plataformas y las refinerías. La única luz que ven en los suburbios en donde viven.