Solicitan 42.000 millones, el 19% de 212.441 millones prestados al sector europeoLa banca española acopió ayer lo máximo permitido en la megasubasta del Banco Central Europeo (BCE), en contraste con la tibia concurrencia de entidades rivales de otros países. Se esperaba una demanda del conjunto de la industria de la eurozona por valor de 170.000 millones y quedó en apenas 129.840 millones. Pero algo más del 20 por ciento (26.000 millones) vino a parar a bancos radicados aquí. Entidades como Sabadell, Bankinter, Liberbank, Kutxabank, Catalunya Caixa, Ibercaja o Abanca, que no acudieron a la ventana de septiembre, reclamaron el tope permitido en la segunda y última oportunidad. Banco Santander, BBVA, Popular, BMN, Unicaja y Caixabank demandaron el importe sin disponer. Y Bankia, la única que había apelado al tope que podía aspirar, solicitó 50 millones extras al conocer que disfrutaba de dicho margen. El organismo dirigido por Mario Draghi ofrecía hasta 398.000 millones en total, a cuatro años y un interés del 0,15 por ciento, condicionados a que se inyecten en la economía vía financiación. Cada entidad podía requerir un importe equivalente al 7 por ciento de su saldo en créditos al cierre del pasado mes de abril, excluído el hipotecario. El sector español ha copado más de 42.000 millones en ambas subastas, casi el máximo que podía ambicionar, mientras el conjunto de la industria de la eurozona recauda 212.441 millones o apenas un 53,37 por ciento de lo disponible. El uso intenstivo de la barra de liquidez aquí responde al interés declarado del sector en prestar para mejorar la baja rentabilidad. El manguerazo ayuda a competir en un campo donde la rivalidad comienza a exigir margen para abaratar precios. "Es una oportunidad para captar recursos de forma masiva y a precios baratos", apuntaron ayer en una entidad financiera. "La competencia, sobre todo en financiación a pymes, te obliga a forzar la máquina y ser más proactivo", reconocieron en otro banco. El tipo de interés aplicado a los nuevos préstamos a sociedades para importes inferiores al millón de euros, normalmente asociados a las pymes, se ha desplomado desde el 5,42 al 4,53 por ciento TAE entre enero y octubre del presente año. Se agudiza de forma especial desde el 4,93 por ciento de julio, auspiciado por la guerra abierta para captar pymes, segmento con mayores promesas de márgenes y negocio a través de la venta cruzada. La sola expectativa del dinero barato agudizó la contienda. Bankinter abarató sus créditos varios meses antes de que se celebrase la subasta de septiembre para anticiparse y ya ha concedido 1.400 millones de los 1.500 millones solicitados ayer. Bankia ha otorgado el 37 por ciento de los solicitado en apenas tres meses, con un precio un 30 por ciento inferior de promedio. Guerra de precios Cubierto el reto de la solvencia, la prioridad número uno de la industria es rentar más con el despliegue del préstamo y productos generadores de comisiones porque el carry trade que sujetó las cuentas en los peores momentos tiene los días contados. Las entidades aún pueden acudir al BCE para tomar dinero barato. Lo difícil es encontrar títulos de deuda generadores de altas rentabilidades con el aplanamiento de la prima de riesgo. El despegue de la economía y la reactivación ya palpable en el nuevo crédito ha corrido a favor en la medida que fomenta la confianza en que habrá demanda solvente para prestar, mientras que las dudas sobre la recuperación pesan en el retraimiento de la banca de otros países. Sin embargo, los analistas apuntaban ayer que la baja concurrencia forzará al BCE a hacer más. El organismo dirigido por Draghi prevé expandir su balance de 1 a 3 billones de euros para conjurar la amenza del estancamiento y hay altas expectativas en un futuro programa de compra de deuda. La banca tiene hasta 2018 para devolver el dinero y puede solicitar más en función del crédito que vayan concediendo. Si incumplen el compromiso deberán reembolsarlo en 2016.