César Alierta (Telefónica), Carlos Slim (Claro) y Zeinal Bava (Oi) acechan en comandita a TIM Brasil ante la debilidad de Telecom Italia, dueño del 67 por ciento del operador de móvil brasileño. El grupo transalpino no está para fiestas y mucho menos para lanzar una oferta sobre la brasileña Oi, como se rumoreó días atrás hasta el desmentido de la propia teleco italiana. Nada podía ser más descabellado. Basta con analizar las principales magnitudes de las dos compañías para entender que el grupo transalpino bastante tiene con defender su filial en Brasil, como para embarcarse en aventuras suicidas. Los inversores se creyeron semejante opa de juguete y los títulos de Oi se dispararon el pasado martes casi un 14 por ciento, mientras que al inicio de la miércoles repuntaron el 5,9 por ciento. Ante esa situación, Telecom Italia se ha vió obligada a poner las cosas en su sitio y negar la existencia de conversaciones con el operador de bandera brasileña. No obstante, ese amago de interés ha servido para concentrar la atención en Brasil como el próximo escenario de las nuevas consolidaciones en el mapa mundial de las telecomunicaciones. La debilidad de Telecom Italia es evidente. Cerró el año pasado con una deuda de 27.816 millones de euros, sus beneficios apenas alcanzaron los 657 millones y sus ventas rondaron los 23.407 millones de euros. El consenso de los analistas espera que la facturación de la italiana descienda este año el 7,6 por ciento, hasta los 21.608 millones. El panorama no puede ser más sombrío en una de las telecos más obsoletas del continente. Para mayores males, la fuga de accionistas convierte el grupo en un polvorín. Telefónica formalizó ayer el acuerod para su salida al colocar su participación del 7 por ciento a Vivendi, dentro de la operación de compra de la brasileña GVT. Las crecientes flaquezas de la compañía italana también sitúan a Marco Patuano, consejero delegado del operador, en la cuerda floja, debido a la pérdida de apoyos en el Gobierno que lidera Matteo Renzi. Lo que estaba claro es que Brasil no admitiría que Oi, su operador local, cambiara a manos extranjeras. Aquel mercado ya tiene bastante con la española Telefónica y a la mexicana Claro. Por el contrario, el Gobierno que salga de las urnas el próximo 5 de octubre ya ha dado a entender que vería con buenos ojos que Vivo (Telefónica), Claro y Oi se reforzaran con TIM Brasil. Respaldarían la reducción de jugadores en su país siempre que se preserve la competencia y se aseguren las inversiones en infraestructuras de telecos, el gran motor de desarrollo de la economía. Los expertos consultados mantienen que la solución para las urgencias de Telecom Italia pasan por vender TIM Brasil. Los mismos opinan que enrocarse en lo contrario podría comprometer el futuro de la matriz y de la filial. En espera de alguna jugada genial, Telecom Italia tiene ahora mismo todo en su contra.