El Gobierno grava el ahorro con una tasa del 0,03% para resarcir a las comunidades por anular su impuesto regionalEl impuesto estatal a los depósitos bancarios será finalmente del 0,03 por ciento y no el 0,02 por ciento que también se había barajado. La Hacienda Pública recaudará por aplicación del tributo entre 340 y 380 millones de euros, en razón de los recursos de clientes gestionados por la banca (oscilan entre 1,14 y 1,28 billones, según se incluyan o no los depósitos denominados en moneda extranjera, detallan las estadíticas del Banco de España). La tasa, aprobada ayer en el Consejo de Ministros, busca compensar a las comunidades autónomas a las que se anuló sus tributos en 2013 para que puedan cuadrar los presupuestos. El Fisco recaudará el importe y lo distribuirá a continuación entre las regiones. Su origen se remonta a 2001 La génesis del gravamen se remonta 2001, cuando Extremadura fijó una tasa a los depósitos para garantizar que sus beneficios se quedaban allí, con el argumento de que la banca captaba el ahorro y lo usaba para prestar en otros territorios. El Gobierno de José María Aznar lo recurrió en 2002 ante el Tribunal Constitucional aduciendo que vulneraba la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca) y que el establecimiento de nuevos tributos era postestativo del Estado central. Pero el camino andado por Extremadura, alienta a Andalucía y Canarias a procurarse la nueva vía recaudatoria. En 2012, el Alto Tribunal dio la razón a Extremadura. Para neutralizar su efecto, el Ejecutivo, ya de Mariano Rajoy, creó un impuesto de carácter estatal, pero a un tipo cero. Un movimiento con el que proyectaba impedir que siguiesen aplicándolo dichas autonomías y cerrar la puerta a su adopción por parte de otras regiones, como Asturias y Cataluña, que decidieron implantarlo con su inclusión en los Presupuestos de 2013. Las aspiraciones recaudatorias han sido notables. La Generalitat, por ejemplo, esperaba obtener 500 millones con una tasa variable, que establecía tipos de entre el 0,03 y 0,05 por ciento; y Valencia se proponía lograr unos 200 millones. El tipo cero frena dichas iniciativas aunque se topa, sin embargo, con el desafío de buscar alternativas. Y es que la Ley de Financiación Autonómica obliga a resarcir a las comunidades cuando se aprueban medidas que supongan una pérdida de recursos para las autonomías. Es cuando comienza a sopesarse el mecanismo actual, que sustituye la rendicción de cuentas en Andalucía, Extremadura y Canarias por su extensión a toda las entidades financieras en todo el país. Evitar la fragmentación "Es el mal menor porque ayuda a solucionar una situación que perturbaba la unidad de mercado. Es una salida jurídica para que no proliferen impuestos autonómicos distintos", valoraron ayer fuentes de la Asociación Española de Banca (AEB), patronal de los bancos. Cuando Extremadura abrió el camino, las entidades financieras pusieron el grito en el cielo por su efeco potencial en el ahorro. Se trata de un tributo a cada entidad por el volumen de los depósitos que gestiona y, pese a que el Gobierno ha rechazado su cobro a los ahorradores, queda la duda del impacto. "Frena el ahorro, es un incentivo a su deslocalización, y penaliza además el ahorro más popular porque los depósitos son los productos contratados por el conjunto de la ciudadanía", alertan en una entidad. Hay un riesgo de traslación del gravamen a los depositantes, cuando el atractivo de estos productos se encuentra bajo fuerte presión. La retribución media por el dinero fresco atraído hacia estas imposiciones se ha desplomado y continúa en caída libre. Según las estadísticas del Banco de España, su rentabilidad media se situó en mayo en el 1,07 por ciento en las ofertas para familias y el 0,93 por ciento para empresas. Nunca se retribuyó menos. Muy lejos quedan las ofertas, superiores al 4 por ciento, que poblaron los escaparates de la banca en plena crisis de liquidez. El hundimiento de su renta es producto de varios factores. El supervisor puso fin al extratipo a principios de 2012 para frenar una guerra que estaba destrozando los márgenes de la banca y acrecentando los apuros de solvencia. La amenaza del organismo de penalizar con exigencias de capital adicionales a los que superasen ciertos umbrales de retribución surtió el efecto buscado (permite ofrecer 100 puntos básicos sobre el precio oficial del dinero en imposiciones a un año; 1,25 si se capta hasta 24meses y 200 puntos en periodos superiores). A esa medida coercitiva, que se traduce en una bajada progresiva y constante del interés del producto, se añade que las entidades ya no necesitan ser muy generosas porque pueden captar fondos emitiendo deuda y su prioridad es la contraria: abaratar el pasivo para ganar más.La tendencia es acercarse al tipo oficial del dinero, ahora establecido en el 0,15 por ciento. El impuesto presiona en la misma dirección.