Sobre sus ruinas, la urbe se renueva con restaurantes, hoteles y tiendas Cuando lean esto yo estaré embarcando en un vuelo de Olimpic con destino a Atenas. La última vez que estuve allí fue, precisamente, antes de los Juegos Olímpicos. Veremos qué cambios se han producido. De momento, he reservado en el novísimo hotel Fresh (www.designhotels.com) para esta misma noche. ¡Espero que me den una de las seis habitaciones con jardín zen privado! Este establecimiento juega con colores neutros y el negro, que discuten con otros vivos como los del Orange Bar y el del Magenta Restaurant, que sirve nueva cocina griega. Su sentido chillout se traslada a su completo spa y la piscina-bar de la azotea con vistas a la Acrópolis, que me observará acalorada mientras chapoteo en el agua. Tras el baño he reservado mesa en Mamacas (Tel. 210 346 4984). Está en una zona industrial de Gazi y es la versión contemporánea de las tradicionales tabernas griegas. Me sugieren los pimientos rellenos de queso anthotiro aromatizados con eneldo, la ensalada de habichuelas negras y las albóndigas de salchicha en salsa de tomate. Cuentan con una estupenda terraza-jardín y con sucursal en Mykonos. Mañana por la mañana me pasearé por el barrio de Kolonaki y su calle Solonos, plagada de tiendas de moda. Para comer o cenar están el JK y el Central en la plaza que da nombre al barrio, y en la calle Skoufa hay cafés (deporte nacional griego) y bares para tomar copas. También iré a la Mastiha Shop. Su nombre es el de una resina con propiedades medicinales que se extrae de un árbol del mismo nombre que sólo crece en la isla de Chios, y se elabora en colaboración con Korres (www.korres.com), que al igual que Apivita (www.apivita.com), tiene su sede en la capital griega. Sin embargo, el objetivo del viaje es el Egeo. Mantendré los ojos bien abiertos para nuevas recomendaciones.