El BCE reduce al 1% el alza del PIB en 2014 con apenas 7 décimas de inflaciónMario Draghi lanzó ayer el mensaje de que la eurozona tiene que acostumbrarse a convivir con bajas tasas de inflación, ya que en la revisión de previsiones macroeconómicas efectuada por el Banco Central Europeo (BCE) apenas se espera un alza de precios de siete décimas en 2014, del 1,1 por ciento en 2015 y del 1,4 por ciento en 2016. Todos ellos, unos niveles de precios que la autoridad monetaria europea ha revisado a la baja con respecto a su anterior previsión -del mes de marzo-, y que se sitúan muy por debajo del objetivo marcado por el propio BCE -"ligeramente inferior al 2 por ciento"- para conjurar la amenaza de la deflación y afianzar la recuperación económica en el bloque del euro. No obstante, y pese a esas bajas cotas de precios de consumo en la eurozona, el presidente del BCE volvió ayer a descartar el peligro de deflación, no sólo por el arsenal de medidas ya descargadas, sino por el anuncio de que habría aún más si fuera necesario. Asimismo, las nuevas proyecciones de la entidad rebajan hasta el 1 por ciento el crecimiento de la economía de la eurozona este año -esto es, dos décimas menos de lo proyectado en marzo-, si bien eleva en esas mismas dos décimas la previsión del PIB de los Dieciocho para el próximo ejercicio -se situaría en el 1,7 por ciento-, y pronostica un incremento hasta el 1,8 por ciento en 2016. Para la institución que comanda Draghi, el avance gradual del PIB de la zona euro se apoyará más en la recuperación de la demanda interna que en las exportaciones. En detalle, el consumo se verá favorecido por los efectos de un menor ajuste fiscal, por la mejoría de las condiciones financieras y por el paulatino incremento de la renta disponible, que se verá auspiciado por el alza de salarios y la rebaja de precios de la energía. Precisamente, este auge de la demanda interna propiciará, según el BCE, un repunte de la confianza y la inversión empresarial, que tendrá su reflejo en una ligera reducción de la tasa de desempleo en la eurozona. En concreto, las nuevas proyecciones macroeconómicas del Banco Central Europeo, publicadas ayer, rebajan las tasas de paro para estos tres ejercicios: al 11,8 por ciento este año, al 11,5 por ciento en 2016 y al 11 por ciento en 2016. Asimismo, es de esperar un incremento de la productividad laboral. En cuanto a la deuda pública, los analistas del BCE proyectan un escenario de contención sobre las cotas actuales: un pasivo del 92,6 por ciento del PIB en 2014; una leve alza en 2015 hasta el 93,4 por ciento; y una bajada al 92,6 por ciento en 2016, el mismo nivel que para 2014. Buena acogida Las reacciones de los Gobiernos europeos a las acciones de Draghi no se hicieron esperar, y los medios de comunicación reflejaron enseguida el alivio de mercados e inversores ante la artillería del BCE para profundizar la recuperación. El presidente francés, François Hollande, que durante meses había pedido al BCE que tomara medidas para debilitar el euro -cuya fortaleza lastra en su opinión la recuperación-, aplaudió las medidas. "El BCE ha tomado conciencia de que el peligro no es la inflación sino la deflación, es el riesgo de tener economías que no despeguen suficientemente, de tener empresas que no logren financiarse", afirmó Hollande al término de la cumbre del G-7. La canciller alemana, Angela Merkel, eludió valorar las acciones del BCE, aunque sí lo hizo su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien aseguró que los tipos bajos no son una solución a largo plazo. Merkel, muy escueta, se limitó a señalar: "El BCE toma sus decisiones de forma independiente". Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI), por medio de su portavoz, Gerry Rice, no sólo alabó la decisión de Draghi, sino que aseguró que están muy animados por la afirmación de que el BCE "está dispuesto a hacer más si es necesario".