La entidades descarta inyectar dinero para rescatar las filiales en el extranjeroTrece meses después de que Pescanova entrara en concurso de acreedores, ahogada por una deuda de 4.200 millones de euros, la compañía empieza a ver la luz. Según confirmaron ayer fuentes financieras, el denominado G7, integrado por Sabadell, Popular, Caixabank, Bankia, BBVA, NGC Banco y UBI Banca, ha conseguido ya el voto a favor de más de un 51 por ciento de los acreedores de la compañía para la aprobación del convenio, a la espera de que puedan sumarse más, ya que el plazo acaba hoy a las tres de la tarde. La adhesión mayoritaria al convenio es el paso previo para que el juez decida el levantamiento de la situación concursal, que podría producirse en cuestión de días. La propuesta fija una quita del 60 por ciento sobre los 2.416 millones de deuda de la matriz española, con lo que los acreedores recuperarán 1.000 millones. Sabadell, que suma 226,7 millones de euros de deuda, se convertirá en el primer accionista de la compañía tras capitalizar parte del pasivo. A continuación figurarán Popular con 182 millones y Caixabank con 178 millones de euros. La deuda se reestructurará ahora en tres tramos: uno de 450 millones de euros, que integra los créditos senior y supersenior; otro de 250 millones, que incluye la deuda junior, y un tercero de 300 millones de deuda subordinada. Los vencimientos serán de 10, 15 y 20 años en cada uno de los casos respectivamente. Los bancos controlarán la mayoría del accionariado tras la capitalización de deuda, aunque su idea pasa también por dar entrada a un posible socio industrial con una participación minoritaria. Sobre la mesa existen varias opciones, destacando la de Iberconsa, una empresa especializada en la producción de marca blanca. Además se cambiará el consejo de administración, se fichará un consejero delegado y se retribuirá a los nuevos gestores con acciones de la compañía. Superado el concurso de acreedores en España, el gran problema al que enfrenta ahora la compañía es el futuro incierto de su negocio internacional. Los bancos acreedores han descartado inyectar liquidez a las filiales del grupo en Chile, Guatemala y Portugal, donde se concentra el negocio de acuicultura, o lo que es lo mismo, las piscifactorías de la compañía. Las fuentes financieras consultadas explican que se van a inyectar 125 millonesen el negocio nacional, "que es la máxima propiedad en este momento" y que el resto de deberá reestructurar por su cuenta. En la empresa no ocultan su preocupación por la pérdida de la actividad exterior, fundamentalmente de las filiales chilenas, donde la pesquera concentra la cría de salmón, y que están ya en proceso de subasta. Y todo indica además que, en cuestión de meses, Pescanova podría desprenderse también de las actividades en Portugal, donde se ubican las piscifactorías de rodaballo, y Guatemala, que centraliza la cría de langostinos. Preocupación en la empresa "Las piscifactorías son negocios que requieren una inversión constante para la alimentación del pescado. Si no hay una inyección de liquidez el riesgo es muy alto", explican en la compañía, que ha recibido ya varias ofertas por las filiales internacionales. La prioridad de la banca es, sin embargo, salvar el negocio en España y los más de 2.000 empleos que hay en Galicia.