El grupo americano necesita el visto bueno del Ejecutivo galo El Gobierno francés, con su primer ministro a la cabeza, el español Manuel Valls, ha iniciado las maniobras para evitar que una de las grandes empresas del país, Alstom, especializada en la generación de electricidad y en la fabricación de trenes (como el TGV o el Eurostar) y barcos, caiga en manos de la estadounidense General Electric. Como primera línea de defensa el Ejecutivo galo ha organizado un encuentro con los principales directivos del conglomerado americano para conocer de primera mano sus intenciones en Alstom, habida cuenta de que la compañía no es sólo considerada como un vector estratégico para el país vecino, sino también como un elemento de orgullo patrio. "Alstom es el símbolo de la potencia industrial francesa y de nuestra ingeniería", ha declarado el ministro de Economía francés, Arnaud Montebourg, al diario Le Monde. En cualquier caso, dado que los sectores en los que opera la compañía tienen una importante relevancia dentro del país, el Estado francés tendría que avalar por necesidad esta operación. El interés del Gobierno por la integridad de Alstom se hizo palpable ya en 2004, cuando lanzó un rescate sobre el grupo, que por aquel entonces atravesava serias dificultades para mentener su viabilidad. Esta iniciativa provocó las iras de Alemania, que consideró que la ayuda pública perjudicaba a Siemens. Mientras el Elíseo toma cartas en el asunto, aún está por aclararse la oferta de la americana, ya que todavía no ha trascendido si el interés de GE se centra sobre el grupo fránces en su conjunto o únicamente hace referencia a la parte de construcción de infraestructuras energéticas. Lo que sí han avanzado ya varios medios al otro lado del Atlántico es que la oferta ronda los 9.400 millones de euros. Frente a esta oferta la constructora Bouygues, titular de un 30 por ciento de Alstom, habría dado su visto bueno a la venta.