La última gran operación en el sector farmacéutico mundial se produjo el 29 de enero de 2009. Ese día, el número uno, la estadounidense Pfizer, anunciaba la compra de su rival Wyeth -también de EEUU- por una cantidad que superaba los 52.000 millones de euros. Desde ese momento, la estrategia del mercado cambió. Llegó de lleno la crisis y las compañías se pusieron a hacer los deberes. Hoy, cinco años después, los laboratorios han reducido hasta un 15 por ciento sus plantillas y han capeado el temporal con la venta de activos y alguna compra selectiva. Los inversores han seguido confiando en el sector, como valor refugio, y eso ha hecho que su rentabilidad en bolsa haya continuado subiendo en estos años. Ahora, con los ajustes realizados, la propia Pfizer ha sido de nuevo la que ha dado el campanazo de salida al resto: se acabó la calma. Llegan de nuevo las compras y las fusiones. Pero también el intercambio de activos. Son las dos estrategias que se han puesto de manifiesto esta semana. La número uno, Pfizer, sigue considerando que para continuar liderando el sector lo debe hacer a base de compras y aumentando año a año su facturación. En este tiempo, se ha deshecho, en 2012, de su división de nutrición infantil. Se la vendió a Nestlé por 9.000 millones de euros. Ahora, recuperado del desembolso por Wyeth, ha puesto sus ojos en una compra muy parecida. Nada menos que AstraZeneca, la séptima farmacéutica mundial. La compañía dirigida por Ian Read estaría dispuesta a ofrecer más de 70.000 millones de euros por su rival británica. Pero, ¿necesita Pfizer este nuevo desembolso? El año pasado obtuvo un beneficio neto de 16.131 millones de euros, un 51 por ciento más que en 2012, sin embargo, en los tres últimos meses del año ganó casi un 60 por ciento menos que el año anterior. AstraZeneca es una de las compañías mejor situadas en asma y enfermedades del corazón, dos áreas con bastante crecimiento y que siempre han sido de especial interés de la norteamericana. Quien ha optado por una estrategia totalmente distinta es la suiza Novartis. La número dos mundial prefiere desprenderse de unidades con más riesgo para hacer caja o llegar a acuerdos para un intercambio de activos. Tras varios meses de negociación y un primer acercamiento con la estadounidense Merck, finalmente ha sido la británica GlaxoSmithKline la elegida. Un intercambio de activos de 20.000 millones de euros, poco usual en el sector. Novartis ha decidido potenciar su negocio en oncología, donde es la segunda compañía tras su compatriota Roche, y desprenderse de casi todo lo demás. Ha comprado esta división de GSK -donde ocupaba la posición 14- y a su vez le vende gran parte de su negocio de vacunas. Novartis da el salto esperado para poder seguir compitiendo al máximo nivel. Habrá que ver si acierta en la estrategia. Por su parte, Glaxo sigue una línea parecida a la suiza y ampliará su ventaja en vacunas frente a Sanofi, MSD y Pfizer. La tempestad ha vuelto al sector farmacéutico.