Director general en España de Celgene, la tercera biotecnológica mundialTras nueve años al frente de la filial española de la primera biotecnológica mundial, la norteamericana Amgen, el catalán Jordi Martí dio el salto hace un año a su competidora Celgene -tercera en este ranking- para llevar las riendas de la compañía desde Madrid. Con 20 años de experiencia en compañías farmacéuticas, Martí es hoy una de las voces más respetadas del sector. ¿Qué resultados ha obtenido la compañía este año en España? El último año en facturación ha sido estable, sin crecimiento, motivada por la situación actual que vive el mercado. En Francia o Italia la compañía está creciendo a dos dígitos. Nuestra situación es distinta por la crisis actual en nuestro país y por haberse instalado lo que yo llamo la cultura del Excel: el tener que recortar y hacerlo de forma indiscriminada y a corto plazo. Hemos sufrido los recortes más que las reformas. ¿Qué perspectiva de crecimiento tienen para los próximos años? La compañía a nivel mundial ha dado una previsión de crecimiento de un 19 por ciento hasta 2017, sobre todo por la extensión de indicaciones en productos que ya tenemos. ¿Cómo valora la caída del mercado farmacéutico nacional un 30% en tres años? Hemos sido esclavos de actuar a corto plazo. Había cosas predecibles pero nadie hacia nada, ni Administración ni compañías. El mercado era insostenible. Sobre todo si los pagadores actuaban tirando de visa y luego no pagando las facturas. Con la crisis esto ya no podía ser así. Ahora, las compañías tenemos que ser capaces de hacer propuestas de valor y ya no hablar de lo que cuesta la pastilla, sino ponerlo en valor. Si se ve esto es fácil adoptar la innovación. Luego hay que ver a qué precio. Lo que está claro es que la innovación está reñida con el bajo coste. Llegan muy pocos fármacos y los que llegan son muy costosos. Lo que hace falta es que haya atracción y estímulos para innovar, porque si no lo fácil será entrar copiando. España tiene que cambiar para que en este país la innovación no se vea como un problema sino como una inversión. ¿Tienen muchos problemas de impagos con las comunidades autónomas? Hemos cerrado el año con unos impagos de 99 millones de euros. Casi lo mismo que la facturación. Para una multinacional como nosotros, esto indudablemente tiene su impacto en la marca España. No puede ser que te deban lo mismo que facturas. Además, no podemos estar dos años para aprobar un producto y que sea al menor precio. Nosotros tenemos un centro de investigación el único fuera de Estados Unidos que está en Sevilla. Pero podía estar en París. Y nos jugamos esas cosas.