Prisa prevé confirmar hoy el interés de sus actuales socios por el 56% de DTSMediaset tiene la puerta. No ha dicho su última palabra en la puja por el 56 por ciento de la plataforma de pago de Prisa. Ni mucho menos. El grupo audiovisual dueño de Telecinco y Cuatro medita incrementar su actual participación del 22 por ciento en la sociedad DTS (Distribuidora de Televisión Digital, también conocida como Canal+). Según explican a fuentes conocedoras de las negociaciones a elEconomista, el nuevo porcentaje que podría hacer suyo Mediaset está por definir, aunque todo apunta a que oscilará entre el 18 y el 20 por ciento. De esa forma, el grupo audiovisual sumaría entre el 38 y el 42 por ciento de Canal+, lejos de un control que prevé hacer suyo Telefónica, que pugnará por disponer entre el 58 y el 62 por ciento de la plataforma de televisión de pago, según añaden las mismas fuentes. Por todo lo anterior, Canal+ tiene todos los visos de quedar en las manos de sus actuales socios, cerrando la puerta a otros candidatos interesados en el proceso, como es el caso de Al-Jazeera. Hoy es una fecha relevante en la agenda de la operación, puesto que termina el plazo fijado de 15 días para que Telefónica y Mediaset desvelen sus intenciones en la sociedad. Deben decidir si compran la parte de las acciones que Prisa tiene en Canal+ o si, por el contrario, renuncian a priori a la misma. Esa condición estaba contemplada en el caso de que la familia Polanco perdiera la participación de control de Prisa al caer por debajo del 30 por ciento, como así sucedió a finales del pasado febrero. El importe de la operación El precio de la operación de la compra del 56 por ciento de Canal+ forma parte del suspense, aunque diversas fuentes del mercado apuntan que podría oscilar entre los 800 o 900 millones. No obstante, el posible interés de Mediaset por ganar presencia en el accionariado permitiría a Telefónica realizar su particular cuadratura del círculo: controlar Canal+ con un importe más reducido del inicialmente previsto, siempre por debajo de los 750 millones de euros. También un reparto más equitativo de Canal+ entre Telefónica y Mediaset podría ayudar a la operación a recibir el visto bueno por parte de las autoridades regulatorias, tanto nacionales como comunitarias. En ese sentido, el presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), José María Marín Quemada, advirtió ayer que la posible compra debería ser asunto de desvelo de los responsables de Competencia de Bruselas, al tener una dimensión comunitaria. "Habrá que ver si los otros operadores pueden replicar con tranquilidad esas ofertas y el nivel de precios a los que se hace esas ofertas", explicó Marín. Las decisión que finalmente tome Mediaset depende de los movimientos que pueda emprender Telefónica. Si la teleco finalmente se hace con todo el 56 por ciento de Canal+ por un precio aceptable para Mediaset, es posible que la cadena de Fuencarral pudiera crecer en la plataforma de pago. Por el contrario, si finalmente queda en manos de Al-Jazeera, el grupo de Telecinco podría vender. Desde Mediaset ha declinado pronunciarse sobre estos movimientos, pero Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España, aseguró durante la presentación de los resultados del grupo que su compañía estaba estudiando todas las posibilidades. "Desde Mediaset España tenemos una serie de opciones que nos permite ver qué sucede y tomar la mejor opción", aseguró. A su vez, el grupo lleva varios meses estudiando las ventajas y sinergias relacionadas con la televisión de pago, así como de vincularlo con el negocio en abierto, tanto en Italia, donde Mediaset disfruta de notable presencia, como en España, donde "de momento" tienen una participación pequeña, según apuntó el consejero delegado de Mediaset. En este punto, Vasile planteó que el futuro de la televisión en abierto puede pasar por obtener sinergias con las plataformas de pago, tal y como ya han hecho con las motos. "Los costes de los grandes eventos deportivos deberían compartirse con las plataformas de pago. No todo lo puede pagar la publicidad, pero para ello se precisa la recuperación de la televisión de pago, tanto en contenidos como en abonados.