Meliá Hotels International perdió 73,2 millones de euros en 2013, lejos de los 37,3 millones que ganó el ejercicio anterior. Sin embargo, el beneficio bruto de explotación (ebitda) sólo se redujo un 0,2 por ciento, hasta los 241,7 millones. Los resultados de la cadena se vieron penalizados por la obligación contable de anotar como gasto el posible impacto de su emisión de bonos convertibles, valorado en 76 millones de euros. Un impacto, por otro lado, que no afecta a la tesorería, según aclararon desde el grupo, ya que la opción de pago en efectivo fue suprimida en diciembre. Las cuentas del grupo mallorquín también se vieron penalizadas por los 30 millones de euros en rojo que se derivarían de su posible salida del mercado portorriqueño, donde la compañía estaría planeando vender su negocio. Los ingresos de Meliá ascendieron a 1.352 millones, un 1,7 por ciento más que en 2012. La cadena mejoró su negocio en todas las divisiones menos en España urbana (es decir, en los hoteles que no son de sol y playa), donde el RevPar (ingreso medio por habitación) se redujo un 2 por ciento, lastrado por la caída de los hoteles de Madrid.