Zinkia declara la antigua suspensión de pagos tras no poder renegociar una deuda de 2,5 millones con un acreedorPocoyó deja su futuro en manos de la justicia. Zinkia, la productora dueña de sus derechos, se ha declarado en concurso de acreedores tras no "alcanzar un acuerdo satisfactorio" con un acreedores para refinanciar un préstamo de 2,5 millones de euros. Así, desde este momento, un juez de lo mercantil tendrá que decidir si deja la gestión de la firma en manos de los actuales directivos o nombra administradores concursales que piloten la salida de la crisis de Pocoyó. Jose María Castillejo, presidente y primer accionista de Zinkia, ya anunció la semana pasada que estudiaba acogerse a la antigua suspensión de pagos para "proteger la integridad, el patrimonio y el futuro de la empresa". El empresario aseguró que estaba negociando con distintos acreedores la refinanciación de su deuda de 10,8 millones de euros y que, pese a la respuesta positiva de la mayoría, no iba a ser fácil cerrar un acuerdo. Castillejo, que se vio forzado la semana pasada a reconocer para 2013 una desviación del 97 por ciento en su resultado bruto (Ebitda) estimado y del 41 por ciento para sus ingresos totales esperados, aseguró ayer en un comunicado que "continúa negociando con sus acreedores y potenciales inversores de cara a completar alguna transacción que permita acelerar la salida de este proceso concursal y de forma tal que pueda normalizar su actividad lo antes posible". El prinicipal accionista de Zinkia, que ayer fue suspendida del MAB (Mercado Alternativo Bursaltil) cuando subía un 4,3 por ciento, tiene pignorado en favor de la banca su 64,71 por ciento de acciones, por lo que, de no llegar a un acuerdo, Pocoyó puede acabar en manos de la banca, algo a lo que Castillejo se niega. Así, a falta de que las entidades financieras reabran el grifo del crédito y le refinacien la deuda, el futuro de Pocoyó pasa por tres opciones. Por un lado, el presidente de la entidad puede vender Zinkia a alguna productora que le inyecte oxígeno. Por otra parte, el grupo puede buscar una quita a la deuda, algo que Castillejo ya rechazó en una carta que envió a sus accionistas y bonistas la semana pasada. Y, por último, la productora puede verse obligada a convertir la deuda en acciones lo que supondría una fuerte dilución de Castillejo que perdería el contro, algo que no quiere.