El BCE es partidario de penalizar su exposición con una carga de capitalLa constatación durante la crisis de que la deuda pública no está exenta de riesgo y un país puede, incluso, aplicarle quitas ha metido en la agenda de reguladores y supervisores europeos la oportunidad de obligar a la banca a reservar capital para encarar eventuales quebrantos por su tenencia. Ante este escenario, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, defendió ayer que la revisión del riesgo soberano se efectúe de forma global y conjunta para evitar "consecuencias no deseadas en cuanto a la estabilidad financiera". Y es que se especula con la posibilidad de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el Banco Central Europeo (BCE) barajen fijar ponderaciones de capital exigibles en función de la calidad crediticia del bono soberano, aprovechando el próximo examen de solvencia a la banca continental. Mario Draghi descartó esta semana que sea una tarea en la agenda del BCE, apuntando su mejor debate en el seno del Comité de Supervisión de Basilea, el foro supervisor de los supervisores bancarios. Esta regulación no sería, en todo caso, contradictoria con que EBA y BCE incluyan la deuda soberana en el análisis de salud y en las pruebas de resistencia que efecturarán a la banca a lo largo de 2014. El organismo capitaneado por Draghi valora que una penalización disuadiría la acumulación de deuda y favorecería que fluya el crédito hacia las familias y empresas. Sin embargo, es una medida compleja por el riesgo de desincentivar la inversión en títulos de Estados con peor calidad crediticia. En su discurso en el IESE, Linde anticipó que no exigirá a las entidades cumplir con el nuevo ratio de apalancamiento -relación de capital sobre activos- antes de su entrada en vigor en Europa en 2018, aunque lo permita la norma. Tampoco es partidario de requerir de forma anticipada los colchones de liquidez que la regulación europea impondrá a partir de 2015.