Los recortes presupuestarios llevados a cabo por las comunidades autónomas en sus capítulos de inversión o en la partida destinada a conciertos sanitarios han dejado muy tocados tanto a los grupos hospitalarios privados como al sector de tecnología sanitaria, que han tenido además que afrontar impagos generalizados por parte de las Administraciones que se resolverán a principios de año con el nuevo plan de pagos a proveedores. Bien es cierto que los recortes han traído consigo un deterioro notable de la calidad asistencial del sector público, visible en el incremento de las listas de espera y en un creciente malestar del ciudadano por la atención recibida, que han podido aprovechar algunas aseguradoras para ganar clientes a pesar de la congelación del consumo interno. Para ello sus directivos han tenido que ajustar el precio de sus pólizas y de las tarifas de los convenios firmados con los hospitales al máximo, así como reducir incluso sus cuadros médicos para adaptarse al nuevo escenario. En este escenario de crisis, los grupos hospitalarios privados en España han aprovechado la ocasión para reforzar su capital y acometer una concentración necesaria con la que incrementar unos ingresos, que se estancaron en 2012 en torno a los 6.100 millones de euros. Es el caso del desarrollo del grupo resultante de la integración entre Quirón y USP Hospitales, la mayor red hospitalaria privada en España, que este año ha seguido creciendo con la compra del Centro Médico Teknon de Barcelona y nuevos proyectos de apertura como el futuro centro de Córdoba. Esta misma estrategia de crecimiento quiere aplicar el grupo Vithas, integrado por diez centros y que impulsa Goodgrower, la sociedad de inversión de la familia Gallardo. Otros grupos emergentes son IDC Salud, la antigua Capio, o Sanitas, cada vez más presente en la gestión hospitalaria hasta convertirse en el segundo grupo del país por volumen de ingresos. La compañía que dirige Iñaki Ereño ha seguido apostando por el modelo de gestión privada de la sanidad pública que inauguraron en España grupos como Asisa y Ribera Salud, a pesar de los obstáculos judiciales. Un área de negocio que están explotando cada vez más a fondo son las clínicas de especialidades. Estos centros han crecido hasta sumar cerca de 2.900 clínicas ambulatorias que facturaron el año pasado por encima de los 1.000 millones de euros, según DBK. Es una forma de captar nuevos clientes con servicios dentales, oftalmológicos o de reproducción asistida. Otra línea de crecimiento futuro es el mercado internacional, a pesar de la retirada de ayudas por parte del ICEX. Además de tecnología, el sector sanitario privado también exporta conocimiento y gestión, como es el caso de Asisa o Rivera Salud y su modelo de colaboración público privada. Son operaciones que demuestran el dinamismo de este sector y su peso creciente en la sanidad.