S in duda que hace falta un revulsivo en España para que los emprendedores puedan poner en marcha sus conocimientos, capacidades y proyectos. Nuestro país está cimentado en un rico tejido industrial conformado fundamentalmente por pymes. Los más de tres millones de trabajadores autónomos y emprendedores sin duda merecen un apoyo y una atención específica de los poderes públicos. La Ley de Apoyo a los Emprendedores y su Internacionalización tratará de estimular la creación de empleo estable y de calidad y facilitar la creación de nuevas empresas así como su internacionalización en base a disminuir las trabas burocráticas, los apoyos fiscales de diferente índole relacionados con temas de aprovechamiento de las deducciones por I+D mediante la anticipación de las mismas hasta un límite, la posibilidad de recuperar esas deducciones mediante abono o impuesto negativo, el no abono del IVA en facturas aun no percibidas, la incentivación para que parte de los beneficios se reinviertan en la propia empresa, el fomento de la figura del inversor de proximidad o business angel y un largo etcétera. El sector de la sanidad privada desde IDIS ve este nuevo marco de referencia con esperanza, ya que entre otros aspectos es en su entorno donde se desarrollan buena parte de los procesos de I+D+i biofarmacéuticos mediante unidades específicas que participan en ensayos clínicos desde fases tempranas (610 ensayos clínicos en 212, según los datos del Proyecto BEST, de Excelencia en Investigación Clínica), además de contribuir de forma relevante a la promoción del empleo de calidad altamente especializado (234.000 profesionales, de los cuales alrededor de 55.000 son médicos y unos 60.000 pertenecen al área de enfermería), a través de sus múltiples centros (462 hospitales y 2.900 ambulatorios), fruto todo ello de la cultura y el ímpetu emprendedor de médicos, profesionales sanitarios, especialistas y expertos de diversos entornos.