D espués de escuchar al exgobernador del Banco de España en las Corts, es una vergüenza que el Grupo Popular se siga negando a que comparezca aquel vicepresidente económico que dijo, en noviembre de 2009, que la CAM tendría pérdidas en 2010. Hace casi cuatro años que Gerardo Camps pronunció su vaticinio, que no se cumplió gracias a la ingeniería contable de López Abad, y ahora hemos sabido por la comparecencia de Miguel Ángel Fernández Ordóñez que no fue una sospecha basada en indicios, sino una evidencia basada en la inspección del Banco de España iniciada en 2008, de la que ya había varios informes parciales que pintaban muy mal. Informes que, según MAFO, el Banco de España no hizo públicos "para no alarmar", pero sí envió a los gestores de la CAM y al Instituto Valenciano de Finanzas. Es decir, que todos sabían y todos callaron, si nos fiamos del ventilador de exgobernador. A quienes no llegó la información, "para no alarmar", fue a los miles de pequeños ahorradores que compraron cuotas en 2008 o aquellos a los que la CAM terminó de colocar 850 millones en participaciones preferentes en septiembre de 2009. Colocación en la que se manipularon los test de idoneidad de clientes no idóneos, según reveló también en las Corts Julio Segura, expresidente de la CNMV, con cuatro años de retraso. Segura admitió que sabía lo mal que lo había hecho la caja, pero tampoco lo hizo público "para no alarmar". La Comisión de Investigación de la CAM debería elaborar dos dictámenes de conclusiones. El primero, surrealista, que recogiera exclusivamente las comparecencias autoexculpatorias de MAFO, Segura, el IVF, consejeros, directivos, el Frob..., cuya impoluta gestión acabó con la caja quebrada, intervenida y vendida por un euro. Un segundo dictamen dedicado a las acusaciones de unos contra otros ayudaría a componer un cuadro bastante exacto de la irresponsabilidad de todos y cada uno. Harían falta, para completar ambos informes, las explicaciones de Gerardo Camps, aunque solo sea para rebatir las mentiras de los demás con las suyas.