Las autoridades de Estados Unidos acorralan al que consideran el mayor blanqueador de dinero del mundo: el supervisor del ciberbanco Liberty ReserveEl avión de Casablanca aterrizó en Barajas una tórrida mañana de primavera. Un hombre bajo y fornido recogió su equipaje de mano del compartimento superior y recorrió sin prisas la pasarela hacia su vuelo de conexión a Costa Rica. Arthur Budovsky, ciudadano costarricense de origen ucraniano, de 39 años, había hecho el mismo trayecto muchas veces. Pero el viernes pasado, el viaje no fue como los demás. La policía española lo estaba esperando. Después de una investigación internacional de dos años llamada Arthur, él y su socio fueron discretamente arrestados. A Budovsky, también conocido como Arthur Belanchuk y Eric Paltz, se le acusa de supervisar la mayor operación de blanqueo de dinero de la historia de Estados Unidos. El fiscal alega que su empresa, Liberty Reserve, era el ciberbanco preferido de los estafadores de Internet, traficantes de droga y mercachifles de la pornografía infantil, para lavar sus ingresos ilícitos. Extendida desde Latinoamérica hasta Vietnam, la supuesta conspiración de Budovsky es una historia de audacia y astucia pasmosa. En vez de intercambiar en callejones maletas llenas de billetes usados, los villanos sólo tenían que transferir dinero, anónimamente, a sus cómplices en la red de Liberty Reserve, que trabajaban con una de las monedas digitales más populares del mundo. El "banco del mercado del dinero negro", como lo ha bautizado la fiscalía estadounidense, está acusado de ayudar a un millón de usuarios a blanquear más de 6.000 millones de dólares desde 2006, en 55 millones de operaciones ilícitas; muchas más de 20.000 al día. Se cree que Budovsky y sus cómplices se han embolsado cientos de millones de dólares en tasas. Estructurada como un "negocio delictivo", Liberty Reserve estaba "diseñado para ayudar a delincuentes a realizar operaciones ilegales", asegura Preet Bharara, un abogado del distrito sur de Nueva York. Las autoridades han comenzado el proceso de extradición de Budovsky desde España. Su espectacular ascenso y dramática caída subrayan la explosión de las llamadas divisas virtuales. El Bitcoin, la moneda de Amazon y hasta los vales del supermercado son poco más que unas cadenas de datos guardados en un servidor informático; pero cada vez se convierten más en una forma de intercambio en el mundo real. Para los maleantes, el ciberespacio es tanto una palestra para cometer delitos, como el lugar donde desintoxicar su dinero sucio. "Si Al Capone viviese hoy, escondería ahí su dinero", asegura Richard Weber, director de la división de investigación delictiva del fisco americano. Crear una cuenta en Liberty Reserve era de una facilidad ridícula. Cuando las autoridades de Estados Unidos abrieron la investigación, un agente infiltrado se unió a la red, usando "información descaradamente falsa". Bajo el seudónimo de "Joe Bogus" [Joe ficticio], el agente dio como su dirección "Calle Falsa 123" en la "Ciudad Inventada" del Estado de Nueva York. Usando la moneda virtual de la empresa, denominada LR, realizó numerosas transferencias de dinero a otras cuentas, propiedad de sus colegas. Adjuntaba notas a los destinatarios de los pagos, del estilo: "Tu parte del cobro", "por el fraude de los cajeros" o "por la cocaína". Nada de ello hizo saltar las alarmas del sistema de Liberty Reserve. Aquella actitud despreocupada hizo que Liberty Reserve se convirtiese rápidamente en una alternativa discreta al sistema de banca global para innumerables villanos de todo el mundo. La fiscalía de Estados Unidos asegura que lo usaban ladrones de identidad, buhoneros de tarjetas de crédito, piratas informáticos, pornógrafos infantiles y traficantes de narcóticos. Según los documentos de otra investigación judicial, también ejerció un papel central en el blanqueo de 45 millones de dólares robados en dos bancos de Oriente Medio. La empresa funcionaba con una simplicidad alarmante. Para blanquear los botines ilícitos, los maleantes creaban una cuenta con nombre y domicilio falso. Acto seguido, entregaban el dinero negro a los "canjes" (intermediarios que convertían la moneda física en fondos virtuales, embolsándose unas tasas por operación de hasta el 5 por ciento, según los documentos del juzgado). Los usuarios podían después transferir fondos a otra cuenta de Liberty Reserve y convertir el ciberdinero en efectivo. La empresa llegó incluso a abrir un bazar digital para que los delincuentes pudieran contratar servicios ilegales, tales como la compra de datos robados de cuentas bancarias o drogas ilícitas, según el fiscal. Los países, "sin mucha supervisión o normativa estatal", eran su objetivo deliberado. Liberty realizó operaciones en Rusia, Nigeria, Malasia y Vietnam, según se ha descubierto en la investigación americana. Tenía cuentas en bancos de otros destinos lejanos, como Chipre, Rusia, China, Marruecos y la rama española de Barclays. Hasta ahora, la fiscalía ha requisado 25 millones de dólares de 45 cuentas de todo el mundo, pero aseguran que "todavía hay más". Uno de los puntos críticos es que los investigadores han identificado una ruta de dinero entre las cuentas controladas por los canjes, que percibían las comisiones, y Budovsky y sus socios. Además, los investigadores estadounidenses aseguran haber encontrado la prueba irrefutable de que los hombres eran del todo conscientes de estar infringiendo la ley. En una conversación por Internet entre Vladimir Kats y Ahmed Yassine Abdelghani, dos socios de Budovsky, Abdelghani admitió que el Ministerio de Justicia sabía perfectamente que "LR es una operación de blanqueo de dinero usada por piratas informáticos".