Dirige Marcolin, que fabrica lentes para Tom Ford, Roberto Cavalli o BalenciagaMarcolin es uno de los principales fabricantes de gafas italianos. Las produce para marcas como Tom Ford, Roberto Cavalli, Diesel, Montblanc o Balenciaga. El pasado octubre, el grupo de capital riesgo Pai Partners adquirió el 80 por ciento de las acciones de la compañía por 207 millones. Con nuevos mercados en mente, Giovanni Zoppas, consejero delegado del grupo, explica que en España es momento de bajar los precios. Fabrican para muchas marcas. ¿Dónde lo hacen? Algunas enseñas quieren que todas sus gafas sean made in Italy, pero para otras fabricamos en China. Si una marca quiere ofrecer lentes por menos de cien euros, tienen que ser made in China. Montblanc sólo fabrica en Italia; Swaroski, por ejemplo, lo hace en China. Y usted, qué prefiere, ¿el 'made in China' o el 'made in Italy'? [Risas] ¡Depende! Pero si tuviera que elegir... ¡El made in Italy, por supuesto! ¿Qué supone para ustedes la compra por parte de Pai Partners? Que ahora tenemos más fuerza financiera y organizacional para explotar nuevos mercados, sin cambiar nuestro carácter de atelier. ¿Y la dirección cambia? ¿Los hermanos Della Valle y la familia Marcolin seguirán presentes? Sí, como accionistas minoritarios [con un 15 por ciento del capital] pero sin ninguna implicación en la gestión. ¿Y eso no se notará en nada? Una familia dedicada a los negocios no suele pensar en comprar empresas y crecer. Un fondo de capital riesgo da la oportunidad de hacer todo eso. Quieren crecer en mercados emergentes. ¿En cuáles? En los que ya estamos y donde creemos que podemos hacerlo mejor: Suramérica, Lejano Oriente y Europa Oriental. También estamos centrados en no perder mercado en Europa, y por ello miramos con tanta atención hacia España. La calidad y el diseño están ahí; lo que ahora tenemos que darles son precios. ¿En qué medida van a bajarlos? Necesitamos precios de venta al público por debajo de los 120 o 100 euros. ¿Cómo combaten las imitaciones? Protegemos algunas marcas con microchips que permiten saber si el producto es falso. De todas formas, la persona que compra unas gafas Tom Ford falsas de 20 euros nunca se compraría unas auténticas por 200. No es un consumidor de Tom Ford. En otros campos, las imitaciones son más peligrosas: el vino, el aceite de oliva... Eso sí que hace daño al negocio, más que unas Cavalli falsas. ¿Es el lujo una categoría anticrisis? En los países del Este y en Suramérica, desde luego; están todavía en desarrollo y quieren mostrar a los demás que son ricos. Pero te diría que el segemento del lujo, aunque es importante, no se está disparando.