Deberán verificar que 90.000 millones de préstamos refinanciados son sanos Que el colosal ejercicio de saneamiento del ladrillo haya quedado atrás no implica que 2013 vaya a ser fácil para la banca. El Banco de España reclamó ayer a las entidades que consideren "políticas de contención de costes" para compensar la presión que sufrirán sus cuentas con un crédito a la baja por la desfavorable evolución de la economía y una "dinámica ascendente" de la morosidad, que mermará el margen de interes -la línea de ingresos-. Toca revisar los gastos porque el margen de maniobra con merma de ingresos "es bastante limitado". "De no hacerse así, el consiguiente deterioro adicional de los márgenes y de los resultados podría erosionar sus recursos propios", alerta el organismo dirigido por Luis María Linde en el Informe de Estabilidad Financiera. Un deterioro de la solvencia a evitar porque el supervisor no está dispuesto a socorrer de nuevo a entidades débiles, a las que se les presenta además del desafío de la contracción del negocio y la morosidad en avance, que algunas deba asumir gastos no previstos -compensaciones a los clientes a los que colocaron mal las preferentes o la eventual devolución de parte del dinero recibido por la Sareb si sobrevaloró sus inmuebles-. Las cuentas del primer trimestres revelaron el arranque difícil, después de que el sector perdiese 52.889 millones en 2012 -43.724 millones la sociedad dominante- por culpa del saneamiento del ladrillo. La rúbrica de pérdidas por deterioro, que recoge esa limpieza, devoró 86.564 millones del resultado, un 173 por ciento más. Con las dotaciones, venta de inmuebles y, sobre todo, el traspaso a la Sareb de los activos de las entidades receptoras de ayudas, la exposición a la construcción e inmobiliarias se redujo de 250.000 a 120.000 millones en el año. El siguiente e inmediato desafío es revisar los 208.206 millones que alojan sus balances en refinanciaciones y reestructuraciones de deuda, monto equivalente al 13,6 por ciento de la cartera crediticia. La banca tiene hasta el 30 de septiembre para comprobar la correcta clasificación de las refinanciaciones que, por defecto, el supervisor considera que deben etiquetarse somo subestándar, salvo que existan causas objetivas que justifiquen sus clasificación como normal o dudosos. Una operación normal está libre de efectuar provisiones, frente al colchón del 15 por ciento exigido si hay riesgo de entrar en impago -subestándar- y hasta el 100 por ciento requerido en caso de morosidad. Al sector le toca comprobar que en los 88.279 millones etiquetados como normales y que suponen un 42,4 por ciento del total, hay indicios sólidos de que el cliente atenderá el pago. Otros 42.890 millones o el 20,6 por ciento figuran como subestándar. La hucha ya constituída para atender eventuales fallidos en refinanciaciones asciende a 36.396 millones -cuentan con dotaciones por el 18,4 por ciento de las subestándar y al 40,6 por ciento las dudosas-.