Ghosn, sin embargo, cree básica la participación financieraMadrid. El presidente de General Motors, Rick Wagoner, se encuentra entre la espada y la pared. La espada, Kirk Kerkorian, quiere resultados positivos lo antes posible, y ya ha demostrado que tiene poder suficiente para modificar la estrategia empresarial y, en caso extremo, puede llegar a tocar la directiva. La pared, los resultados, siguen lastrando el vuelo del primer fabricante mundial, que de momento no deja de perder dinero, sobre todo en su división norteamericana.Wagoner cuenta de momento con el único escudo de su plan de reestructuración, con el que piensa demostrar que la compañía se puede sanear y, con tiempo, puede volver a ganar dinero.Aunque tiempo es precisamente lo que le falta al directivo de GM, Carlos Ghosn, presidente de Renault y Nissan, le daba ayer un balón de oxígeno cuando afirmó que de momento ninguna de las dos compañías se plantea comprar acciones de la otra, sino que se concentrarán en los posibles beneficios de una alianza industrial, sin entrar en más detalles. De momento, las compañías se han dado un plazo de 90 días para la primera fase de estudio y ya han designado a sus propios equipos de estudio.Pero Ghosn, que es optimista con lo que puede salir de esta hipotética alianza, ya dejó claro que no cree en "la participación cero", y que para que funcione una alianza tiene que haber necesariamente implicación financiera.Teniendo en cuenta que Kerkorian y Ghosn buscan una implicación financiera, la posición más débil sigue siendo la de Wagoner, que es quien tiene que demostrar que es capaz de reflotar una compañía que el año pasado perdió más de 10.000 millones de dólares. De momento, y tal y como afirmó a este periódico en el Salón del Automovil de Londres, es optimista con la recuperación de GM, hasta el punto de afirmar que si "hace unos meses nos daban por muertos, y ahora nos quieren comprar". Esta misma semana la compañía inició un nuevo programa de descuentos en seis de su ocho marcas de automóviles en Estados Unidos para evitar la temida reducción de las ventas para el segundo semestre del año y el consecuente impacto en sus cuentas, lo que supondría un varapalo a la credibilidad de Wagoner y su estrategia.Su competidora, Ford Motor Company, ya escribió los resultadops del segundo trimestre, casi 100 millones de euros, con tinta roja por culpa precisamente de las menores ventas de sus modelos más rentables, los denominados SUV, mal que padece también General Motors.