Los cinco mayores grupos alertan del riesgo de la deslocalización y piden medidasLa reforma energética, con un céntimo verde al gas y con una tasa del 7 por ciento a la generación, y el último Real Decreto Ley que modifica la actualización del IPC ha asestado un duro golpe a la industria papelera con fuerte presencia en España, lo que les ha obligado a emprender duros ajustes y Expedientes de Regulación de Empleo en los que están inmersos. Los primeros espada de Sniace, Ence, Saica Paper, Lecta y Europac han explicado en exclusiva a elEconomista cómo están en juego miles de puestos de trabajo y advierten de que la deslocalización de la industria y del todo tejido anexo es una realidad. "Si cierra una de estas empresas se tardará 50 años en generar ese empleo o incluso más porque el capital extranjero no va a venir donde hay inseguridad jurídica y deslocalizaciones", dice Ignacio Colmenares, consejero delegado de Ence. Además, la industria en España se encuentra con una seria desventaja competitiva por el precio al que paga la luz. Mientras aquí el megavatio/hora le cuesta a este sector entre 70 y 90 euros, en países como Alemania se está pagando a 50 euros el megavatio hora. Una forma de compensar este extracoste era la cogeneración, un proceso de alta eficiencia que permite producir simultáneamente calor y electricidad, pero la reforma energética ha sido especialmente beligerante con esta tecnología, ya que le penaliza por el consumo de gas y por la electricidad generada. En este sentido, el consejero delegado de Europac, Enrique Isidro, tiene claro que "la industria ha sido el sector más penalizado. "El resultado ha sido peor que en el borrador, incluso diría que con alevosía. De un día para otro la tasa pasó de un 6 a un 7 por ciento y eso sólo puede ser por afán recaudatorio", espetó, para a renglón seguido avisar de que estas medidas están causando estupor en importantes entornos financieros internacionales. El consejero delegado de Ence replicó que el resultado es la paralización inmediata de las inversiones en España. "Ahora mismo se levanta dinero para proyectos en Alemania, Francia... pero ninguna para España", afirmó. Estas compañías están aguantando el envite con reajustes y porque han invertido mucho en los últimos años para ser competitivos y ya exportan entre la mitad o dos tercios de su negocio. Pero la amenaza de la deslocalización es una realidad. Según Enrique Yraolagoitia, managing director de Saica, el cierre de la industria depende sobre todo de este tipo de medidas y lamentó que "cualquier decisión que tomamos ahora es en desinvertir y reducir empleo, es decir, lo contrario que deberíamos hacer como consejeros delegados en España, que debería crear empleo". Blas Mezquita, presidente de Sniace, conoce muy bien las derivadas de este tipo de recortes. Explicó como en Torrelavega, a raíz de un ERE de la compañía, han cerrado tres subcontratas y el volumen de negocio se ha venido abajo, con un impacto social de grandes dimensiones en la región. También añadió que ha desestimado un proyecto de biomasa y cualquier inversión "la estoy pensando hacer fuera, no aquí". Estos ejecutivos se preguntaron por qué la industria tiene que financiar el déficit de tarifa. "¿Es esto una política energética? Se ha querido instalar muchas renovables y ser ecológicos, pero ahora la energía es muy cara y el consumidor no la puede pagar, así que se repercute a la industria cuando está exportando la mayor parte de su producción", criticó Mezquita. El consejero delegado de Lecta, Eduardo Querol, insistió en que la industria necesita un marco regulatorio estable porque se trata de un negocio con procesos de inversión muy intensivos y las decisiones que se tomen deben ser permanentes. Por último, Colmenares, de Ence, consideró oportuno que se discrimine en las reformas y en la tarifa a aquellos que se han decantado por la cogeneración para vender energía en forma de negocio y aquellos que han optado por ella para sobrevivir por los altos costes.