Los problemas para desbloquear otro tramo del rescate de Grecia y el pesimismo sobre el crecimiento elevan la prima de riesgo al cierre hasta los 448 puntos y al euro a los 1,272La victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de EEUU no ha traído a los mercados la calma típica de una reelección. En esta ocasión no se está cotizando aquello del más vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer. Y es que la Casa Blanca tiene ahora la complicada misión de llegar a un acuerdo con el Senado y el Congreso, este último en manos republicanas, para evitar el brusco ajuste fiscal (fiscal cliff) que se prepara para 2013. El temor a una vuelta a la recesión global si no se soluciona el problema hundió esta semana a las bolsas -las europeas cedieron de media casi un 3 por ciento- y encaminó a Wall Street a buscar unos soportes cuya pérdida podría hacer que los inversores dieran ya por terminado el año con ganancias que superan el 9 por ciento. Quedan unos 50 días para que expiren los recortes fiscales de la era Bush y consensuar con ambas cámaras un recorte de gastos y un aumento automático de impuestos de 600.000 millones y los mercados recogen con pérdidas el ultimátum que tiene el mandatario para solucionar un problema que le podría costar la triple A de Ficth y Moody's. Los índices estadounidenses perdieron entre un 2,12 y un 2,72 por ciento en su saldo semanal perdiendo el soporte agresivo de los 1.400 puntos fijado en Ecotrader para el S&P 500. "No ha habido ruptura de volatilidad [el VIX se sitúa en 18 puntos, frente a los 17,59 puntos de la semana anterior] y el Dow Jones Transportes tampoco ha perdido soportes. Lo mejor en estos casos es cubrirse ante posibles caídas", asegura Carlos Doblado, estratega de Ecotrader. Lo más curioso es que ninguno de los analistas consultados contempla realmente la posibilidad de que EEUU deje caer su economía por el precipicio fiscal, aunque los elevados impuestos que tendrán que pagar a partir de enero -lastrará en 2.300 dólares el poder adquisitivo de un norteamericano con los ingresos medios más representativos (50.000-75.000 dólares anuales)- sí pueden penalizar a la renta variable. "Entendemos que el fiscal cliff no debería afectar en demasía a la tendencia alcista de las bolsas, pero los mercados perderán los soportes de corto plazo e irán a buscar los verdaderamente importantes, situados entre 1.250-1.300 para el S&P500 y 2.430-2.500 para el Nasdaq 100 y 4.800 para el Dow Jones transportes", asegura Miguel Ángel Paz, de Unicorp. Otros expertos prefieren relacionar las últimas caídas bursátiles a la falta de dirección de los mercados. "Lo del fiscal cliff es el nuevo argumento al que se acogen los mercados cuando la dirección no es clara porque los temores de fondo son elevados. Serán las cesiones y que el acuerdo sea satisfactorio para todos, algo harto difícil, lo que hay que vigilar y saber poner en precio", dice el economista y analista independiente Alberto Roldán. Sin embargo, sorprendentemente tras la fortísima corrección, el sentimiento de los inversores del mercado estadounidense ha girado esta semana en contra de Wall Street. Y es que aunque el sentimiento bajista sigue dominando las bolsas de EEUU, la última encuesta realizada por la AAII apunta a un repunte de los alcistas de tres puntos que los sitúa en el 38,5 por ciento -el mayor nivel desde agosto- y a un descenso de los osos que los deja en el 40 por ciento (ver gráfico). La debilidad de Europa tiñe de rojo Si el panorama que venía de EEUU era un tanto tenebroso, el ambiente en nuestro continente tampoco fue muy tranquilizador. Las principales bolsas europeas cerraron la semana con caídas comprendidas entre el 1,6 y el 4 por ciento tras la debilidad de las previsiones de crecimiento y el retraso del desbloqueo de otro tramo del rescate de Grecia. Esta semana fueron la Comisión Europea y el propio banco Central Europeo (BCE) los que recordaron la delicada situación de Europa. La primera destacó que este año la Unión Económica y Monetaria (UME) se contraerá un 0,4 por ciento y apenas crecerá en 2013, y que la economía de España reflejará una caída del 1,4 por ciento tanto en 2012 como en 2013. Y la entidad presidida por Mario Draghi, que dejó el precio del dinero en el 0,75 por ciento, echó aún más leña al fuego al advertir que nadie puede asegurar a España un diferencial de 200 puntos. Con todo esto, el Ibex 35 cerró su peor semana desde septiembre al ceder un 4,17 por ciento, hasta los 7.636 puntos. Esta mala semana se ha reflejado de forma encontrada en el Sentimiento de los analistas que revisan al Ibex. En su última revisión, la proporción de los que han recortado valoraciones de sus cotizadas ha saltado desde el 23,17 hasta el 24,5 por ciento, la tasa más alta en cinco semanas. Pero también ha escalado la tasa de alcistas, hasta el 34,25 por ciento, un máximo desde el 25 de mayo de 2011. El barómetro de las ganancias ha sido más claro al respecto, pues refleja una caída trimestral del 41,67 por ciento en las previsiones de beneficio de la bolsa española, frente al 40 por ciento de la semana anterior. Quizá la nota positiva fue que el Tesoro Público consiguió una demanda sólida en la subasta de deuda a largo plazo colocando más de 4.760 millones, cuando el máximo estaba en los 4.500 millones. Una cantidad suficiente como para que el Tesoro haya cubierto el objetivo de financiación de 2012. Sin embargo, el apetito de los inversores por la deuda soberana española apreciado en la subasta tuvo una lectura clara: ¿se retrasará el rescate? Esta posibilidad, unida al pesimismo generalizado de EEUU y de Europa con Grecia otra vez en la cabeza, elevó la prima de riesgo -medida por la diferencia entre el bono español a 10 años y su homólogo alemán- 26,5 puntos en la semana, hasta los 447,6 puntos básicos. La incertidumbre también se apoderó del euro; en su cruce con el billete verde cerró cambiándose a 1,272 dólares, los mismos niveles que registraba en septiembre con la intervención de Mario Draghi.