E n la actualidad, la Península Ibérica tiene uno de los ratios de interconexión más bajos de la UE. Sólo puede importar o exportar una proporción muy pequeña de energía, limitando así las posibilidades de ayudar o recibir ayuda en caso de que se produzca un fallo en alguno de los sistemas eléctricos. La interconexión entre España y Francia consta, actualmente, de cuatro líneas, la última de ellas construida en 1982, con una capacidad comercial de intercambio de 1.400 megavatios, es decir, un 3 por ciento del actual máximo de demanda en la Península. El limitado nivel de interconexión obliga a que el desarrollo de la generación renovable también lo sea. El aumento de la producción de renovables, cuya generación es muy variable y dispersa geográficamente, necesita un nivel alto de interconexión que dé flexibilidad al sistema. A medida que aumenta la capacidad de intercambio, se incrementa también el volumen total de producción renovable que el sistema es capaz de integrar en condiciones de seguridad. Con el objetivo de hacer realidad el proyecto de una nueva interconexión eléctrica entre los dos países nace Inelfe (Interconexión Eléctrica Francia-España), una sociedad mixta constituida el 1 de octubre de 2008 entre Red Eléctrica de España (REE) y Rèseau de Transport d'Électricitè (RTE), empresas gestoras de la red de transporte eléctrico de España y Francia. La nueva línea, que permitirá duplicar la capacidad de interconexión actual (hasta el 6 por ciento), supondrá una mayor seguridad de suministro y una mayor estabilidad del sistema gracias al aumento de la integración con la red eléctrica europea. La interconexión, que entrará en funcionamiento en 2014, ha sido declarada proyecto de interés europeo. Cuenta con un presupuesto de 700 millones de euros y está financiada por la UE con hasta 225 millones de euros en el marco del programa European Energy Program for Recovery (EEPR). Inelfe, por su parte, ha firmado un acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para recibir un préstamo por 350 millones de euros destinado a este proyecto. Enlaces y longitud La nueva línea, de 64,5 kilómetros, enlazará con los municipios de Santa Llogaia (cerca de Figueres) y Baixàs (cerca de Perpignan,). Todo el trazado será soterrado y seguirá las infraestructuras existentes, como la autopista AP-7 y el tren de alta velocidad que une Figueres y Perpignan. El tramo que atraviesa los Pirineos, de 8,5 kilómetros, se superará con un túnel, mientras que el resto de la línea se soterrará en zanja. Debido a su longitud y a sus características especiales, el enlace utilizará corriente continua en lugar de alterna. El proyecto incluye también la construcción de sendas estaciones conversoras en Santa Llogaia y Baixàs, que se encargarán de transformar la corriente continua en alterna y viceversa, y que utilizarán la tecnología Voltage Source Converter (VSC), una innovación que permitirá agilizar la inversión del sentido de la corriente. Medidas medioambientales El proyecto de interconexión implica la adopción de una serie de medidas preventivas y correctoras, con el fin de minimizar las afecciones sobre el entorno natural y social en todo el trazado. La construcción de la línea supondrá, además, el ahorro de la emisión de 2,3 millones de toneladas de CO2 al año gracias a una mayor incorporación de renovables en el sistema. Para reducir al mínimo el impacto visual y ambiental de la línea, se ha programado una serie de perforaciones dirigidas para salvar los grandes obstáculos. Así, la línea pasará bajo carreteras y vías férreas en las zonas en que ambos trazados se cruzan. Este mismo sistema de microtúneles se utilizará para atravesar los ríos, evitando el impacto en los cursos fluviales y en el nivel de las aguas.