Semana de altibajos en los mercados. Las ansiadas medidas de ayuda por parte del Banco Central Europeo no llegaron, y pese a la decepción inicial, la bolsa española recuperó el viernes el terreno perdido con la segunda mayor subida del año. Una relajación que también llegó al mercado de deuda, en el que la prima de riesgo cerró en los 542 puntos básicos, con el bono en el 6,85%Las expectativas son determinantes en términos de mercado. Y la semana que termina ha estado marcada por la esperanza de que Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunciara el jueves algún tipo de medida para ayudar a países como España e Italia, después de que una semana antes el presidente de la institución europea se comprometiera a hacer "lo que sea" para salvar el euro. Pero no lo hizo, así que la esperanza se convirtió en decepción y las ventas se apoderaron del mercado. Hasta ayer, día en el que el Ibex 35 recuperó parte del terreno perdido con su segunda mayor subida del año, del 6 por ciento, hasta los 6.755,7 puntos. Un alza que le permitió cerrar su segunda semana consecutiva alcista, tras repuntar un 2,09 por ciento. Aunque en realidad, la esperanza sólo duró hasta el martes. El día en el que Wolfgang Schäuble, el ministro de finanzas germano, terminó con el rally desatado en las bolsas europeas a raíz de las declaraciones de Draghi en defensa del euro, después de declarar que no consideraba necesario dotar de licencia bancaria al Mede, el mecanismo de estabilidad o fondo de rescate permanente. Un día después, el miércoles, Alemania se volvió a encargar de enfriar las expectativas de que el BCE diera un giro en su política para ayudar a los países más afectados por la crisis de deuda. En esa ocasión fue Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, al recordar que el poder del banco central alemán es limitado y que, además, se le está pidiendo demasiado. Sin embargo, las declaraciones de ambos líderes alemanes tan sólo fueron el anticipo de lo que sucedería el jueves: el balón de oxígeno del BCE no llegó. Aún así, los índices europeos se sumaron a los números verdes en el cómputo semanal. Por ejemplo, el CAC 40 subió un 2,78 por ciento, el Dax 30 un 2,87 por ciento, el Ftse Mib un 3,75 por ciento, y el Ftse 100 un 2,84 por ciento. Al otro lado del Atlántico, la atención se fijó en torno a la figura de Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal y su cita de agosto. De ella no salió nada nuevo, ya que volvió a aplazar la posibilidad de una tercera ronda de estímulos cuantitativos (o QE) hasta septiembre. Una opción que el mercado descontaba. Ayer, Wall Street abrió con una clara tendencia alcista impulsado por el buen dato de creación de empleo, que sirvió para consolidar un saldo semanal positivo en los índices norteamericanos. Así, el Dow Jones logró un ascenso del 0,16 por ciento, mientras que el Nasdaq 100 repuntó un 1,10 por ciento. Cambia el rumbo del mercado Un comportamiento similar al que la bolsa ha experimentado esta semana ha sido el de la deuda española. Después de que la rentabilidad del bono español a diez años -en el que el rendimiento sube cuando el precio cae- superara el jueves la barrera del 7 por ciento, que no alcanzaba desde que el BCE infundiera esperanzas siete días antes, la semana terminó con un cambio de rumbo. De hecho, la deuda española cerró ayer en el 6,85 por ciento, frente al 6,74 por ciento con el que cerró el viernes anterior. Ese repunte en la rentabilidad del bono español también elevó el sobreprecio que los inversores exigen a España frente a la deuda alemana. La prima de riesgo española cerró ayer la sesión en los 542 puntos básicos, frente a los 535 puntos con los que terminó el viernes anterior; es decir, 7 puntos más. Y junto a España, Italia volvió a estar en el punto de mira una vez más. Su futuro también sigue en juego y los inversores son conscientes de ello. De ahí que el diferencial transalpino repuntara desde los 456 hasta los 462 puntos básicos. Igual que su bono a una década, que ha pasado del 5,95 por ciento al 6,04 por ciento en la semana. En el mercado de divisas, lo más destacable fue ver como la moneda única se recompuso el viernes del varapalo que recibió tras la reunión del BCE. En concreto, el euro ganó terreno en todos sus principales cruces. Contra el billete verde cerró la semana con una apreciación del 0,4 por ciento en los 1,237 dólares, mientras que frente al yen japonés y la libra esterlina avanzó un 0,6 y un 1,1 por ciento, respectivamente. En el ámbito de las commodities, el oro, aunque terminó con un descenso semanal del 0,9 por ciento, logró mantener los 1.600 dólares. El crudo recibió efusivamente el dato de empleo de EEUU, que permitió al Brent, barril de referencia en Europa, terminar la semana con un alza del 2 por ciento, mientras que el West Texas, de referencia en EEUU, subió un 1,24 por ciento. Alza que el viernes fue del 4,7 por ciento, la mayor desde junio.