Compre Spanair. A ser posible que tenga un peso cercano a los 1.000 millones de euros de facturación. Quítense las rutas que no nos interesen porque no tengan origen o destino en Barcelona y Madrid. Apártense los aviones más antiguos para reemplazarlos por otros más frescos, a ser posible con flotas de Gestair, y la receta ya está lista. ¿Su nombre? Aerolínea de corto recorrido rellena de pasajeros de conexión. Aunque no es Carlos Arguiñano, Iberia lo tiene claro. La compra de Spanair es un objetivo prioritario porque supone un paso estratégico para la compañía y da continuidad al nuevo Plan Director, que tiene que comenzar a diseñarse en la segunda mitad de este ejercicio. Sin realizar un análisis muy profundo, a primera vista la compra de la aerolínea propiedad de SAS parece una decisión contradictoria, porque tiene muchas rutas de corto recorrido, justo el negocio del que paulatinamente se ha marchado Iberia en estos últimos tres años. Pero si se le lava la cara convenientemente a Spanair, puede ayudar al crecimiento de la aerolínea de bandera española. El actual Plan Director 2006-2008 tenía unos objetivos bastante claros que incluso han sido ya superados a falta de un año para que finalice. Los últimos datos ofrecidos por la aerolínea confirman esta tendencia. En el mes de enero los asientos por kilómetro ofertado de Iberia se dispararon un 6 por ciento en el largo radio y disminuyeron más de un 10 por ciento en el negocio de vuelos domésticos, mientras que en la media distancia prácticamente no variaron. El problema de esta tendencia es que si el nuevo Plan Director quiere seguir apostando por el crecimiento del largo radio, necesitará cada vez más clientes domésticos. Según datos facilitados por la propia compañía, "en la actualidad, más del setenta por ciento de los pasajeros de largo recorrido de Iberia (que incluyen los que viajan a Latinoamérica y Sudáfrica) proceden de vuelos de conexión de la aerolínea". Por dejarlo más claro, de cada cien pasajeros que cogen un avión de largo radio de la aerolínea con sede en el aeropuerto de Barajas, 28 viajan directamente del lugar de origen, 26 provienen de destinos domésticos operados por Iberia y sus socios (su franquiciada de vuelos regionales Air Nostrum y su participada Clickair) y otros 46 también serían de vuelos de la familia Iberia procedentes de Europa y otros destinos. Hasta aquí todo va sobre ruedas. El problema es que si Iberia quiere seguir aumentado su capacidad en largo recorrido llegará un momento en el que no podrá alcanzar estos altos porcentajes de pasajeros procedentes de su propio sistema y eso es un gran riesgo a la hora de asegurarse elevados factores de ocupación para ser rentable. Con Spanair podría resolver este problema y lograr una gran cantidad de pasajeros amigos durante los próximos años. La aerolínea propiedad del grupo escandinavo controla muchas rutas domésticas desde Barcelona y Madrid y también vuela a las grandes capitales europeas. Esta es, sin duda, la razón principal de su interés por Iberia... pero no es la única. Conscientemente o no, la jugada de la primera aerolínea española es redonda por varias razones. La primera es que, aunque Spanair no cotice en bolsa, Iberia gana tamaño y da un pasito adelante en la carrera del proceso de concentración aéreo. Cuando llegue ese momento, el grande se comerá al chico. Tras la adquisición de Spanair, a los posibles compradores de Iberia les costará más que antes darle un bocado a la compañía. La segunda tiene que ver con la competencia. Pujar por Spanair ha supuesto, directa o indirectamente, la retirada del grupo Marsans en el proceso. Aunque su presencia es mucho más modesta en Latinoamérica de la que tiene Iberia, en los últimos años la compañía presidida por Gonzalo Pascual ha ido adquiriendo protagonismo en la zona con sus dos marcas estrella: Air Comet y Aerolíneas Argentinas. Cuando Spanair era socio de Marsans, nutría a sus dos aerolíneas de pasajeros. Si cae en manos de la competencia, Air Comet y Aerolíneas Argentinas tendrían que buscarse la clientela en otros sitios. Marsans ya anunció hace varios meses que si no conseguía comprar Spanair tenía capacidad de maniobra suficiente para llenar sus aviones hacia Latinoamérica de pasajeros de conexión propios. Para ello, Air Comet abriría rutas domésticas y de medio radio. Esta estrategia es viable porque Marsans realizó un gran pedido de aviones el pasado otoño. Compró 73 aparatos a Airbus por 4.900 millones de euros. De esta flota, 42 aviones son del modelo A320, utilizados en el negocio doméstico. El problema esque tendría que consolidar estas nuevas rutas en tiempo récord.