Los excesos y el mal uso que se hace de estos alimentos es lo que provoca la obesidad La comida rápida no es en sí misma perjudicial. Así ha quedado patente en un coloquio organizado por el Instituto Tomás Pascual. De hecho, resulta "fantástica" para el niño porque "busca sabores simples". Lo negativo es "el mal uso que se hace de ella", según indicó el doctor Basilio Moreno, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad y jefe de la Unidad de Obesidad del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Lo habitual cuando se va a un restaurante de este tipo es excederse en las cantidades, y es "esa alta densidad energética es la que favorece la aparición de la obesidad". Para el doctor, lo más importante es "cambiar los hábitos y transmitirlos a los hijos" para que, por ejemplo, "el refresco que tomamos con la hamburguesa se sustituya por agua, o que el niño tome una hamburguesa mediana en lugar dos grandes". En ese sentido, Ricardo Martí Fluxá, presidente del Instituto Tomás Pascual Sanz, comentó que "es positivo que los niños interioricen todo tipo de sabores desde pequeños" y se mostró partidario de ofrecerles "verduras y hortalizas" para que se "familiaricen con su sabor". Martí Fluxá recordó que el principal objetivo del Instituto que preside es divulgar buenos hábitos de alimentación y nutrición, especialmente dirigidos a la población infantil. La actividad física también juega un papel fundamental en la infancia, sobre todo en una sociedad en la que los niños pasan largas horas frente a la televisión o la videoconsola. Colomán Trabado, ex atleta de elite y presidente de la Comisión Parlamentaria de Juventud en la Asamblea de Madrid, explicó que "el deporte es básico". Pero también que los padres fomenten otras actividades más cotidianas, como por ejemplo, "bajar una parada de autobús antes y andar hasta casa, pasear o no coger el coche para ir a la vuelta de la esquina", concluyó Trabado.