Tenía apenas 26 años y trabajaba en Telefónica cuando le ofrecieron sumarse al proyecto de una agencia de viajes online. José Rivera comenzó como responsable de tecnología de Rumbo y seis años después, en diciembre de 2006, fue nombrado director general. El pasado mes de enero, Amadeus, uno de los accionistas de referencia de la compañía, ha vendido su mitad a Orizona Corporación, mientras Telefónica mantiene su 50 por ciento original. Ahora, con 38 años se plantea el reto de marcar el rumbo de una compañía que es líder absoluto en el turismo por Internet español, y que prevé cerrar 2008 con una facturación superior a los 500 millones de euros. P Los nuevos accionistas le han confirmado en el cargo. Supongo que no se arrepiente ni un ápice de haber dejado Telefónica para enrolarse en Rumbo. R Es un orgullo que los nuevos socios confíen en el equipo directivo, y en cuanto a mi apuesta por Rumbo, yo tenía 26 años cuando me presentaron la idea, y si en ese momento uno no arriesga no sé cuándo lo va a hacer. Además, ha sido estupendo comenzar un proyecto con una pizarra en blanco y ver cómo se ha convertido en el líder de su sector. P ¿Cuáles son sus primeros compromisos en esta nueva etapa? R Ahora lo que tenemos que aprender es a pensar como una empresa multimarca. Rumbo mantendrá su personalidad como portal generalista. Las adquisiciones de Viajar.com y Terra Business Travel nos van a permitir reforzar la oferta vacacional y trabajar en el sector de los viajes corporativos y servicios especializados para empresas. P Con la tormenta de la crisis arreciando, ¿queda montaña por escalar en esto del turismo 'online'? R Se prevé que el mercado crezca en 2008 en torno al 30 por ciento, y la previsión para Rumbo es ligeramente superior: un 35 por ciento. Es cierto que el mercado está ralentizado, pero teniendo en cuenta que el nivel de penetración de la venta online en España es del 24 por ciento y en Reino Unido del 50 por cierto, no hay duda de que todavía queda mucho por andar. Además, 2008 ha empezado muy bien. P Con un triunfo tan temprano, algo se habrá dejado en el camino. ¿Puede contarse? R Echo mucho de menos mi gran afición: tocar la guitarra clásica. Es un hobby que heredé de mi padre y al que dediqué mucho tiempo mientras fui niño, pero en el último año de carrera tuve que dejarlo. La guitarra es como las mujeres, exige mucha dedicación y por aquella época yo no tenía tiempo. Me pasé toda mi juventud soñando con tener 50.000 pesetas para poder comprarme una guitarra, y ahora que tengo dinero me falta tiempo para dedicarme a ella. Pero, todavía enloquezco con el Asturias de Albeniz. Escuchar esa pieza me estremece y me invita a seguir aprendiendo para poder tocarla alguna vez. P ¿Y con qué melodías se atreve? R Me encanta el flamenco. Soy fan de Vicente Amigo, que además es paisano de mi madre; también me gusta el blues, pero de ahí a que yo lo toque hay mucha diferencia.