P ocas cosas evolucionan en estos tiempos a la velocidad de la tecnología. Y más si a la rama específica de las tecnologías de la información. "La tecnología nos hace libres", solemos oír de vez en cuando de labios de los grandes gurús de las nuevas tecnologías, redes sociales, etc. Sin embargo, en muchos casos, el propio desarrollo de estas tecnologías no solamente no hace libres a cierta parte de la población, sino que incluso hacen más ancha la brecha que separa a personas discapacitadas, ancianas o pertenecientes a los segmentos sociales más desfavorecidos, de los individuos considerados normales. Por ello, las políticas de Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad de muchas de las grandes empresas tecnológicas, tanto de software como de hardware, o los grandes emporios que aglutinan todos los procesos, tienden cada vez más a destinar una buena parte de sus presupuestos, no ya en la constante mejora y complejidad de sus sistemas o aparatos, sino en conseguir que, incluso, el más simple de los teléfonos móviles, por ejemplo, que fabrican o al que alimentan con sus aplicaciones, no sólo llegue al mayor número de población posible, sino que los más desfavorecidos de la sociedad, por cuestiones físicas o sociales, puedan aprovecharse de sus múltiples funciones para mejorar, aunque solo sea un poco, su calidad de vida. El otro gran objetivo es dirigir todo este aluvión de nuevas tecnologías a una mejor calidad de la educación, no ya sólo con la introducción de aparatos tecnológicos en las aulas que revolucionen la forma en la que llevamos dando clase desde hace siglos (todos estamos pensando, como es lógico, en las tabletas aplicadas a la educación), sino ya directamente en un nuevo lenguaje educacional, basado en una interacción mucho mayor del alumno con la materia que está tratando. Hasta el punto de llegar a verdaderas realidades virtuales en un futuro cercano. En esta tesitura, las empresas que más se están moviendo en los últimos tiempos son, como es lógico, los que más intereses tienen en ello: los operadores de telefonía. Los tres grandes emporios que se reparten la mayor parte del pastel de las TCI en nuestro país (Telefónica, Vodafone y Orange) llevan ya tiempo desarrollando grandes programa y planes en sus muchas ofertas de comunicaciones en general y de telefonía móvil en particular. De esta forma, por ejemplo, tenemos el Programa Retadis de la Fundación Telefónica, con el objetivo de acercar las Tecnologías de la Comunicación y la Información a las personas con discapacidad. Se trata de una red territorial de ordenadores adaptados, que cuentan, entre otras funciones, con lector de Braille o control remoto SmartNav, para poder mover el puntero del ratón con la frente, en el caso de personas con movilidad reducida en los brazos. Consta de 26 centros abiertos en las 17 comunidades autónomas españolas, además de en Ceuta y en Melilla. Programa Retadis Esta experiencia, en la que colaboran 75 voluntarios de la Fundación Telefónica, permite a un buen número de personas con discapacidad acceder a las tecnologías de la información para, a nivel general, poderse conectar a Internet y al mundo; y, a nivel particular, con el resto de usuarios del Programa Retadis en toda España, y así poder intercambiar conocimientos y experiencias. Vodafone, por su parte, también se muestra muy activo en sus políticas de RSC en la mejora e implementación del infinito uso social que se puede dar a las TCI. La Fundación Tecsos, en la que la empresa francesa colabora con Cruz Roja, prestando un servicio de teleasistencia a mujeres víctimas de violencia doméstica, y que a día de hoy cuenta con más de 6.000 usuarios. Asimismo, se presta un servicio de videoasistencia para personas mayores que viven solas, con un doble objetivo social: servir de soporte para situaciones de emergencia y también de vehículo para paliar situaciones de extrema soledad. En lo que se refiere a mercado puro y duro, Vodafone ha lanzado en las últimas fechas un teléfono móvil denominado 155 Simplicity, con un diseño en el que destacan las grandes teclas y la claridad de letras y dígitos que aparecen en su pantalla, con un botón de emergencia en la parte trasera del terminal que, al apretarse durante unos segundos, se pone en contacto tanto con los servicios de emergencia como con los números de los familiares que se le hayan asignado previamente. Orange, el tercer gran operador móvil que opera en España, tampoco se queda atrás en lo que a políticas sociales se refiere en conexión con las últimas tecnologías de la comunición y la información. Dentro de su ambicioso Plan de Conquistas 2015, Orange organizó el pasado mes de marzo, coincidiendo con el Día del Padre, una serie de sesiones formativas para mayores en sus tiendas. Los beneficiados eran padres de clientes de Orange, indistintamente del operador al que pertenecieran sus contratos o tarjetas de telefonía móvil. En dichas sesiones se enseñaba a estos usuarios de edad avanzada cosas tan simples pero tan fundamentales como son el funcionamiento de la mensajería SMS, el manejo del buzón de voz de su teléfono, cómo utilizar y alimentar la agenda e, incluso, cómo tomar y colocar las fotos de sus familiares en la pantalla de su terminal. Por otro lado, Orange ha lanzado una línea de teléfonos móviles, llamada Esencial, con terminales simples y de funcionamiento directo, para este sector de la población a quienes la explosión de las nuevas tecnologías les ha pillado un poco en fuera de juego. Múltiples iniciativas El resto de empresas relacionadas con el ámbito tecnológico también tienen muy presentes estas funciones sociales en sus políticas de RSC. Por ejemplo, la multinacional IBM, muy activa siempre en este campo. Entre sus propuestas destaca la plataforma web http://ibm.mentorplace.epals.org, una tutoría online para jóvenes en riesgo de exclusión social, adultos con discapacidad y alumnos de Primaria y Secundaria. Otra de las grandes multinacionales que tienen como objetivo en sus luengos presupuestos reducir la brecha social que han provocado las nuevas tecnologías en ciertos estamentos de la población es Microsoft. El emporio de Bill Gates cuenta con el programa Conecta Ahora, una serie de iniciativas, siempre a través del aprendizaje de la informática, para fomentar la inclusión social de mujeres, personas inmigrantes y jóvenes de baja formación pertenecientes a niveles bajos y medios-bajos de la sociedad. Mediante este aprendizaje se pretende que las personas pertenecientes a estos estamentos sociales consigan un mayor grado de penetración en la sociedad y que, también, mejoren su formación y por tanto sus oportunidades de sobrevivir en este difícil mundo laboral que nos está tocando vivir. Aplicaciones de ocio La mejora de la calidad de vida de las personas capacitadas a través de las actividades de ocio también es el objetivo de diversos estudios y aplicaciones de las nuevas tecnologías. Así, el Instituto Pedro Juan de Lastanosa, adscrito a la Universidad Carlos III de Madrid, dedicado al desarrollo tecnológico y promoción de la innovación, desarrolló hace unos meses una aplicación, denominada UC3Mtitling, que subtitula, audioescribe y transforma en lenguaje de signos, y en tiempo real, el guión de cualquier espectáculo teatral que se esté representando en esos momentos. La principal innovación de este sistema es su bajo coste, pues no es necesario, como en otros sistemas similares anteriores, que el traductor al lenguaje adaptado a los discapacitados esté presente en la representación, pues bien puede hacerlo desde su lugar habitual de trabajo a través de una retransmisión vía web. Con ello, además, el receptor de la información tiene acceso no sólo al guión cerrado de la representación, sino a cualquier circunstancia, como la interacción con el público, que pueda darse.