Roma debe ahondar en las reformas si quiere "salvarse del contagio griego"La banca italiana tendrá que recapitalizarse. Lo afirmó ayer Reza Moghadam, director del departamento europeo del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras presentar en Roma los resultados de su misión anual en el país transalpino. Una misión de rutina que, sin embargo, recibió una atención extraordinaria sólo unas horas después de que la agencia de calificación Moody's decidiera bajar el rating de 26 entidades italianas. Según los hombres del FMI -que aterrizaron en Italia el 3 de mayo para chequear en 15 días el trabajo realizado por los tecnócratas de Monti-, los bancos transalpinos tendrían que reforzarse frente a las dificultades de la economía nacional, que en 2012 -auguró Moghadam- va a caer del 1,9 por ciento. El problema son los préstamos dudosos, que han subido hasta el 11 por ciento; una situación, que para el responsable europeo del Fondo, "hace la banca italiana vulnerable". Como explicó el economista en una rueda de prensa conjunta con Monti, "la banca italiana tiene aspectos positivos, que le han permitido enfrentarse a la crisis global, pero también debe mejorar su niveles de capital y de liquidez". Para el sector financiero transalpino, que ha fingido indignación frente a la última rebaja del rating, se acerca el momento de la verdad. Hasta ahora, la inyección de liquidez del BCE ha conseguido maquillar las cuentas, como han demostrado los dos bancos más grandes, Intesa y UniCredit, que han aumentado sus beneficios en el primer trimestre haciendo plusvalías sobre la recompra de bonos. Pero, mientras el efecto de Grecia pesa sobre las bolsas y el mercado del crédito se contrae aún más, la recapitalización ha pasado a preocupar también a las entidades medianas. Por eso, la relación del FMI insta al Banco de Italia a "extender los test de estrés a un número mayor de entidades, incluidos los bancos de medio tamaño". Dice la agencia Moody's que la calificación crediticia de los bancos italianos es "entre las más bajas de la Europa avanzada", ya que el país transalpino ha entrado en recesión y las medidas de austeridad deprimen el consumo. Se trata de una preocupación compartida por el FMI: ayer, tras presentar el Ejecutivo tecnocrático de Roma como "un modelo para Europa", Moghadam aseguró que Italia tiene que seguir el camino de las reformas, con medidas que aceleren el crecimiento, para evitar que se repita lo que pasa en Atenas. Según el responsable europeo del Fondo, el Parlamento transalpino tiene que aprobar cuanto antes la reforma laboral: "El nivel del PIB podría subir un 6 por ciento con reformas estructurales. Lo bueno es que estas reformas actuarán pronto, antes que todo la del mercado laboral" explicó Moghadam. Pero, como aclaró Monti, no hay una segunda fase de la acción del Ejecutivo en la que se abandone el rigor a favor del crecimiento. "Nuestro objetivo no ha sido la austeridad, sino el crecimiento. Pero el crecimiento, para un país al borde del precipicio, requiere consolidar el balance público, y vamos a seguir en este caminó", resumió Monti.