La petrolera estatal podría pronunciarse en los próximos días sobre este conflictoUna de las víctimas colaterales del enfrentamiento abierto por Argentina contra Repsol por la expropiación del 50 por ciento de YPF es la compañía mexicana Pemex, que acumula minusvalías de 220 millones de euros en la española. Pemex adquirió a comienzos de septiembre del pasado año el 4,6 por ciento de Repsol con el objetivo de hacerse junto a Sacyr con el control del 29,8 por ciento de la petrolera que preside Antonio Brufau. La compañía mexicana, que elevó así su participación hasta el 9,4 por ciento, pagó una media de 19,5 euros por acción, desembolsando así un total de 1.200 millones de euros. Ayer, la acción de Repsol, castigada por las amenazas del Gobierno Fernández de Kirchner cayó un 2,73 por ciento, hasta 17,47 euros y la participación de Pemex vale ahora apenas 980 millones. "No hay ningún pronunciamiento oficial", aseguran por ahora fuentes próximas a la mexicana, que podría estar esperando la respuesta del resto de los accionistas. No obstante, las fuentes consultadas insisten en que las minusvalías por ese 4,6 por ciento se compensarían con la participación del 4,8 por ciento que la empresa ya tenía en Repsol con anterioridad. Pero si Pemex no se pronuncia, la Embajada de México en España tampoco cuando se les pregunta por la crisis abierta. "No nos han notificado nada y no podemos decir nada", explican desde la oficina de prensa. No hay ningún pronunciamiento, pero podría haberlo. De acuerdo con las fuentes consultadas, es probable que en los próximos días el Gobierno mexicano -posiblemente este mismo fin de semana- emita un comunicado y tome partido en defensa de los intereses de la petrolera estatal. El hecho es que tras el enfrentamiento inicial con Brufau por la toma de control de Repsol, la paz reina en los últimos meses en el accionariado de la compañía. Paz reinante De hecho, el buen clima reinante entre Pemex y Repsol se ha hecho notar ya en los negocios el pasado mes de marzo, después de que México debloqueara su proyecto estrella en el país azteca, que se centra en un contrato de abastecimiento de gas natural licuado desde Perú para la planta de Manzanillo por 15.000 millones de dólares durante 15 años. El 27 de marzo, el presidente de México en persona, Felipe Calderón, acudió en la inauguración de esta planta, que debido a retrasos burocráticos había demorado su puesta en funcionamiento, prevista en principio para el pasado mes de noviembre.El Ejecutivo federal estuvo acompañado durante la inauguración por el director general de la Comisión Federal de Electricidad, Antonio Vivanco Casamadrid; por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez Jácome, y el gobernador, Mario Anguiano Moreno.