Al representar a Koplowitz presta un servicio profesional a una empresa concurrente de la cajaSegún la normativa de la entidad, se da un conflicto de intereses, por lo que debería cesarmadrid. El viernes pasado el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, entró en el consejo de la constructora Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) como "consejero dominical", según la nota enviada por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El consejero delegado de FCC, Rafael Montes, explicó que Blesa se incorpora al órgano de gobierno de la constructora en representación de la sociedad B-1998, propiedad de Esther Koplowitz. Hasta aquí todo es correcto. El problema surge desde el punto de vista ético, ya que la entidad financiera presidida por Blesa tiene colgada en su página web permanentemente el código de buen gobierno y el código de conducta, que deben cumplir todos sus empleados. En el capítulo referido al conflicto de intereses, se explica que los "profesionales que integran el grupo Caja Madrid deben observar una serie de normas, en aquellos casos en los que puede verse afectada la imagen de integridad y transparencia de la entidad, por existir un aparente conflicto de intereses personales o cuando realizan actividades propias".Violación del código éticoUna de estas normas de conducta prohibidas, recogida en la página 8 del código, hace expresamente referencia a la obligación de "no prestar sus servicios laborales o profesionales a ninguna otra empresa cuando, por razón de las personas, de la materia o de sus actividades, éstas puedan entrar en concurrencia con la de Caja Madrid o su grupo de empresas". El problema, según los expertos legales consultados por este periódico, radica en los negocios comunes que tiene la caja de Blesa y la constructora de Koplowitz: la inmobiliaria Realia y la futura empresa de concesiones de autopistas Alborada. Como están participadas por ambas compañías, se suscita un problema de concurrencia, ya que Blesa representa a las dos partes: a Caja Madrid, por ser su presidente, y a FCC porque es consejero dominical. De acuerdo con esta norma, Blesa viola este precepto con su entrada en el Consejo de Administración de FCC, ya que al hacerlo en representación de una sociedad externa de la caja, concretamente la de Esther Koplowitz, está adquiriendo con ésta "una relación profesional por mandato verbal", que queda prohíbida en su código ético, según diversas fuentes jurídicas consultadas por elEconomista. Estas fuentes agregan que Blesa debería, por tanto, cesar como presidente de la entidad financiera. "Tiene un contrato de mandato, ya que el accionista de referencia que le nombra, le pide que defienda sus intereses", señala un abogado. En Caja Madrid se piensa lo contrario. "Ni los abogados de Caja Madrid ni los de FCC han visto ninguna incompatibilidad porque no la hay. Además, la junta de FCC ha ratificado el nombramiento de Miguel Blesa", señalan desde la entidad finaciera. Intercambios accionarialesEn Realia, Caja Madrid y FCC ya han acordado ceder la mayoría del capital y la gestión a la constructora. Hasta ahora, funcionaban como pares en igualdad de condiciones, ya que cada uno poseía el 49% de las acciones. Pero hace un mes acordaron ceder el poder a FCC cuando saquen la filial de bolsa, objetivo que prevén alcanzar después del verano. El camino para conseguirlo pasa por crear una sociedad instrumental donde el grupo dirigido por Montes controlará en torno al 51% del capital y la entidad el otro 49%.Este vehículo de inversión, además, poseerá más del 50% de Realia cuando salga a bolsa, lo que permitirá a la constructora consolidar todos los resultados de la inmobiliaria. Una importante inyección de dinero que, hasta ahora, tenía vetada, ya que ostentaba menos de la mitad de las acciones.Alborada, la filial de concesiones que prevén poner en marcha en los próximos meses, sigue un esquema similar a Realia. En principio, cada grupo ostentará el 40% del capital y un tercer socio financiero, que todavía están buscando, controlará otro 20%. No obstante, la constructora será quien lleve las riendas de la gestión; mientras que Caja Madrid jugará un papel financiero. El presidente de Caja Madrid está también como dominical en los consejos de Endesa y de Iberia, pero en representación de la caja y no de sus intereses personales, por lo que en estos casos no se incumple el código interno de conducta.