La industria gasista es uno de los motores económicos que pueden ayudar a España a recuperar la senda del crecimiento económico y la creación de empleo. Prueba de ello es que, en escasos 40 años, ha consolidado una potente infraestructura que representa el 0,5 por ciento del PIB nacional y emplea a más de 90.000 trabajadores siendo, además, un importante inductor de empleo para el sector de las empresas instaladores y para los fabricantes de tuberías, accesorios y aparatos de gas. En términos de inversión, el sector del gas ha invertido 11.424 millones de euros en infraestructuras en la última década, indicador que demuestra el compromiso de esta industria con el desarrollo económico del país. Desde el sector del gas consideramos que es necesario intensificar medidas para continuar impulsando el consumo de gas y, a su vez, sacar rendimiento de unas infraestructuras, con gran tecnología incorporada, que se encuentran a disposición del sistema energético de nuestro país. Potenciar el sector En primer lugar, es necesario estabilizar un mix energéticamente sostenible basado en las tecnologías más eficientes, que sean competitivas a nivel económico y también desde el punto de vista ambiental. En este sentido, el sistema debería conseguir los objetivos del 20 por ciento de energía final de origen renovable en el periodo marcado por Bruselas, el año 2020, no antes. Además de conseguir este mix ideal, donde, por otro lado, todas las tecnologías tengan cabida, es necesario continuar impulsando el engranaje gasista. El sector del gas se caracteriza precisamente por tener modernas infraestructuras, con altos niveles de tecnología y por gestionar la energía más eficiente y más respetuosa con el medio de todas las fuentes tradicionales. Por lo tanto, es necesario continuar potenciando la demanda del gas entre su principal consumidor, la industria, y también entre el sector doméstico-comercial. En primer lugar, todavía quedan industrias que emplean combustibles más contaminantes y menos eficientes, motivo por el cual consideramos importante facilitarles la transición hacia el gas. Cabe recordar que, además de la utilización del gas en los procesos productivos, la industria es el principal cogenerador de España. Se trata de una tecnología, en el 90 por ciento de los casos impulsada con gas natural, que permite el autoabastecimiento energético de las empresas y que redunda en un menor coste de la factura de la energía. En relación con el sector residencial, en España todavía existe un importante margen de crecimiento. La penetración del gas en dicho colectivo alcanza el 27 por ciento, mucho menor que la correspondiente a otros países europeos como Alemania (48 por ciento) o el Reino Unido (85 por ciento). En esta línea, el sector gasista está trabajando en el desarrollo de nuevas tecnologías que tienen como objetivo proporcionar eficiencia y confort a este colectivo, como son tanto la microcogeneración como las bombas de calor a gas o la tecnología solar-gas. El incremento de puntos de consumo de gas en ambos casos es un dinamizador de empleos indirectos, es decir, de todas aquellas empresas que generan las infraestructuras necesarias para hacer llegar el gas hasta el consumidor final. Estamos hablando de aproximadamente 120.000 puestos de trabajo. Los ciclos combinados son otro punto importante de la cadena. Es necesario que el sistema reconozca el papel de los ciclos para su estabilidad futura. Se trata de una tecnología de última generación, de instalación reciente y de gran eficiencia, que ha quedado relegada a actuar como apoyo del sistema en el momento en que las energías renovables no funcionan. Otro elemento que, sin duda, puede ayudar a mover el engranaje del sector gas es la realización de la interconexión con Francia a través de Cataluña, conocida como Midcat. Se trata de un proyecto, todavía pendiente de decisión, que supondría una mínima inversión para nuestro país y, sin embargo, podría reportar hasta 114 millones de euros anuales, a causa del aumento de la utilización de las infraestructuras del sistema. Este gasoducto, nos uniría con Francia, a través de Cataluña, y vehicularía el gas hacia Europa, procedente de Argelia, a través del recién inaugurado Medgaz y de otros 12 países a través de las 6 plantas de regasificación que existen en nuestras costas. Finalmente, el sector gasista considera que España debe dar un paso definitivo con la eliminación de las todavía existentes Tarifas de Último Recurso, que darían un impulso definitivo permitiendo mejorar la competitividad del mercado residencial; estableciendo un mecanismo de protección sólo para aquellos clientes domésticos cuya situación económica así lo exija. Con estas medidas de aprovechamiento de la tecnología gasista existente, el sistema energético español se asegura unos ingresos a coste cero, que irían muy bien como impulso para salir de la situación económica actual. Una situación que requiere de medidas que garanticen un mix energético sostenible, tanto a nivel económico como ambiental.