Mientras en 2010 se otorgaron 69.479 millones, el año pasado la cifra sólo llegó a 37.525 millonesLos préstamos al consumo caen el 34% y a las empresas, entre el 16,8% y el 22,4%madrid. La contracción del crédito se hizo mucho más severa en 2011, año en que se produjo un grave deterioro de la crisis griega, con su traslado a la deuda soberana y a las dificultades de las entidades para obtener financiación. Estas circunstancias son las que han hecho que el saldo de la cartera global de créditos hipotecarios, el volumen que acumula la banca en su balance, se vea reducido un 5,7 por ciento durante el año pasado. Este porcentaje, sin embargo, no refleja la dimensión de la sequía. Si se tiene en cuenta, no la cartera global, sino las nuevos créditos que realizan las entidades, se observa un hundimiento en todas las modalidades, tanto para los préstamos destinados a hogares como los otorgados a empresas. Según los datos del Banco de España, aún provisionales, la modalidad de crédito que más ha sufrido las adversas condiciones de la oferta es el que destinan las familias a la compra de vivienda. Durante 2011, las entidades financieras españolas han concedido 37.525 millones de euros, cifra que es un 46 por ciento inferior a la del año anterior, cuando se concedieron cerca de 70.000 millones. En 2010, un recorte del 5% Este porcentaje es muy superior al del año anterior, ya que en 2010, estos préstamos sólo habían descendido un 5 por ciento en relación a los concedidos durante 2009. La continua disminución en el importe de los nuevos créditos es constante desde hace varios años. Así, en 2006, el último año libre de crisis, bancos y cajas concedieron a sus clientes 170.297 millones de euros para financiar la compra de sus viviendas. Esto supone que, en sólo cinco años, se ha evaporado el 78 por ciento de los préstamos hipotecarios que se realizaban en un periodo de doce meses. Paulatinamente, además, esta escasez está acompañada del encarecimiento de las condiciones, con mayores diferenciales aplicados, y un menor volumen de principal aprobado respecto al valor de la vivienda. El frenazo a la concesión de nuevo crédito, que las entidades atribuyen además de a sus adversas condiciones a la falta de demanda solvente, también se percibe con fuerza en el crédito al consumo, que se ve reducido a la mitad en dos años y que cae, en 2011, en un 34,5 por ciento, al concederse 15.143 millones durante el año pasado. Las entidades tampoco mantienen el nivel de concesiones a los créditos a empresas, si bien la caída es mucho menor al desplome que se observa en las familias. Así, para préstamos menores a un millón de euros y, por tanto, dirigidos a firmas de mediano y pequeño tamaño, el volumen otorgado en 2011 suma 174.863 millones de euros, lo que supone un 16,8 por ciento menos que en 2010. En el año 2007 fue cuando este tipo de financiación alcanzó su máximo, ya que los bancos concedieron 394.170 millones de euros, es decir, en cuatro años el hundimiento alcanza el 55,6 por ciento. Peor ha sido la evolución en 2011 del crédito destinado a empresas de mayor tamaño, las que reclaman préstamos por más de un millón de euros. El volumen de crédito concedido se ha reducido un 22,4 por ciento en doce meses, al pasar de los 454.723 millones de euros en 2010, a los 352.622 millones del año pasado. Un porcentaje que sube al 40 por ciento si ese volumen de compara con el registrado en 2007. Uno de los objetivos principales de la reforma financiera es dar la vuelta a esta situación y que las entidades, ya saneadas, estén en disposición de aumentar el flujo de crédito, imprescindible para acompañar una eventual recuperación de la economía española. Mayores restricciones Sin embargo, aunque se valora por los expertos la mayor dotación que deben destinar a sus activos tóxicos, consideran que la exigencia de mayores provisiones y, sobre todo, la constitución de un colchón adicional de capital, tendrán un efecto restrictivo sobre el crédito, por lo que no se puede esperar que las entidades concedan más créditos en los próximos meses. Las previsiones de las entidades tampoco recogen una reactivación de los préstamos, sino más bien lo contrario. Así, el Santander, en unas previsiones realizadas antes de la reforma y de que la economía española se encaminara a una nueva recesión, calculaba que el crédito al sector privado se contraería en España a razón de un 4 por ciento en 2012 y 2013. Este recorte se refería al volumen contenido en la cartera total, por lo que para registrarse ese descenso la concesión de nuevo crédito debe ser mucho mayor. En todo caso, la entidad que preside Emilio Botín, ya ha manifestado que la previsión no recogía los acontecimientos adversos posteriores y que, por tanto, la evolución será aún mucho peor. El resto de entidades comparte el tono pesimista hasta que, por un lado, no se resuelva el problema de financiación en los mercados y, por otro, no haya indicios de mejora en la actividad económica española.