a presidenta de Unespa dice que no quiere ser agorera, pero asegura que cada vez tenemos menos tiempo para afrontar la asignatura pendiente del ahorro y la previsión, porque la fortaleza actual del modelo de pensiones no sólo no es eterna, sino que ya ha empezado a dar los primeros avisos. P En 2006 el seguro español creció sustancialmente más que la economía española en conjunto. ¿Volverá a ocurrir lo mismo este año? R Más que la economía seguro, porque lo del año pasado no fue excepcional y llevamos un ciclo de más de cinco años teniendo este comportamiento. Otra cuestión será como se reparta este crecimiento. Pero lo cierto es que a 30 de septiembre el crecimiento global del sector rondaba el 10 por ciento. P ¿Qué ramos se están comportando mejor en lo que llevamos de 2007? R Como también es habitual, los seguros de multirriesgo y salud son los que registran un crecimiento más elevado, 8,4 por ciento y 9,3 por ciento, respectivamente. Las cifras del seguro del automóvil también han crecido, pero se nota el efecto en las primas de la sana competencia en la que está inmerso este ramo. Competencia de la que, por cierto, nos beneficiamos todos los conductores. En el ramo de vida la cifra de incremento de las primas hasta el tercer trimestre, un 14,5 por ciento, no refleja suficientemente la realidad, porque la estadística no incluye el efecto de los pagos y, sobre todo, de los rescates. La nueva fiscalidad del ahorro ha provocado una amplia volatilidad en todos los productos financieros, no sólo en los seguros, y esto se está notando en la cuentas del sector. P ¿En qué medida influirá durante este ejercicio el comportamiento de los mercados financieros en los resultados de las compañías? R La industria aseguradora española es extraordinariamente solvente y no preveo ningún efecto específico a causa de los mercados. Hay que tener en cuenta que esta prudencia también se aplica a las propias inversiones de las entidades aseguradoras, por lo que sus posiciones de riesgo están siempre bastante controladas. P En concreto, ¿cómo ha impactado la reforma fiscal en el sector asegurador? R Como en el resto del sector financiero, con una gran movilidad de clientes y de productos ya que no se valora fiscalmente la estabilidad ni la apuesta por el ahorro. Es verdad que fruto de esa reforma el sector ha puesto en el mercado los PIAS, que son productos a medio y largo plazo con la ventaja fiscal que se aplica cuando se cobran en forma de renta vitalicia. El PIAS está teniendo una gran aceptación, ya que en apenas tres trimestres más de 100.000 asegurados han invertido casi 350 millones de euros en este producto. P ¿Sigue siendo el ahorro y la previsión una asignatura pendiente de la sociedad española? R Sí, y ya va siendo hora de que la sociedad actúe, ya que ningún gobierno parece dispuesto a ello. Recientemente he calificado en público el tratamiento fiscal del ahorro como el que recibe una pelota de ping-pong. En treinta años de democracia ha habido tantos cambios como gobiernos y esto supone un tremendo freno al desarrollo del ahorro. Los países con menos dependencia del exterior y un gran potencial de generación de ahorro interno, se caracterizan porque han dejado fuera de las contiendas electorales esta cuestión y en su día apostaron por un modelo incentivador que han mantenido en el precio. No quiero ser agorera, pero cada vez tenemos menos tiempo para afrontar esta asignatura, porque la fortaleza actual del modelo de pensiones no sólo no es eterna sino que ya ha empezado a dar los primeros avisos. P ¿Por qué ha fracasado el seguro de Dependencia? R Porque está mal hecho. Porque todo descansa en la generosidad de las Administraciones Públicas y en la acción social de las mismas, sin haber sabido aprovechar la experiencia del sector privado. Se apostó por un modelo público casi en exclusiva sin caer en la cuenta de que la experiencia de otros países que adoptaron posiciones similares ya advertía de que no iba a funcionar. Probablemente también se aprobó muy deprisa y eso tampoco ha ayudado. El seguro no se vende porque nadie tiene conciencia de necesitar contratarlo. En un país como el nuestro, en que la mayoría de los ciudadanos confía en la pensión pública como única fuente de ingresos para su jubilación, difícilmente se venderá un seguro para algo tan etéreo como la dependencia cuando además el incentivo fiscal, y también el social y el cultural, es prácticamente inexistente. P Parece que el impacto del carné de conducir por puntos en la reducción de la siniestralidad ha perdido su fuerza inicial. ¿Estamos volviendo a las andadas? R No, no estamos volviendo a las andadas. Los responsables de tráfico, y también nosotros, ya dijimos en su día que esta batalla, con puntos o sin puntos, no se resolvería en un corto espacio de tiempo. Estamos en la senda correcta. Probablemente habrá que adoptar algunas decisiones más, como evitar que pasen tantos meses entre la sanción y la pérdida efectiva de los puntos y, en su caso, la retirada del carné. Esto nos permitiría expulsar definitivamente de las carreteras a ese uno por ciento de los conductores que conducen como asesinos, en la medida que no respetan ninguna vida, ni tan siquiera la suya.